En 1943 fue capaz de llevar un acto que es meritorio de ser reconocido. Contrató a unos trecientos judíos para participar como extras en su película La puerta del cielo. Un filme que pretendía publicitar las virtudes del santuario del Loreto. La financiación iba con cargo al Vaticano.En un primer momento, el rodaje iba a durar una semana pero se alargó seis meses. Vittorio de Sica fue llamado con urgencia por el ministro fascista de Cultura. En su despacho, el director se encontró un hombre de Goebbels con un mensaje concreto: debía ir a Venecia para montar los nuevos estudios cinematográficos del régimen nazi-fascista, unos estudios de cine dedicados a filmar historias acordes con la naciente República de Saló. Horrorizado, De Sica argumentó que no podía moverse porque estaba trabajando en un filme para el Vaticano. En realidad, la película existía ya.
De Sica consiguió hacerse cargo de la dirección y así se filmó La puerta del cielo, estrenada en 1945 con poco éxito, cinta que no llegaría a figurar entre las más destacadas de la filmografía del ganador de tres oscars de Hollywood y autor de filmes como El ladrón de bicicletas.
El director contrató y amparó a los fugitivos, entre los que se encontraban judíos, homosexuales y opositores políticos, y de esta manera pudieron ocultarse hasta la liberación de la capital italiana por las tropas aliadas en 1944.
La comunidad judía en Italia sufrió las persecuciones nazis, a partir de las leyes raciales aprobadas por Mussolini en 1938. Se calcula que unos 8.000 judíos italianos murieron en los campos de concentración.
2 comentarios:
Preciosa historia. Al final ¿quién se hizo cargo de esos estudios cinematográficos?
Ludovica, siento decirte que no he encontrado información al respecto.
He buscado pero nada, supongo que el proyecto no llegó a tener continuidad.
Saludos desde el Sur.
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