lunes, 28 de enero de 2013

Madagascar


Israel podía estar hoy en África oriental.
Los nazis estuvieron barajando la idea de trasladar a los judíos alemanes a Madagascar entre 1938 y 1941 . En realidad, el proyecto de crear una tierra prometida forzosa se remonta a finales del siglo XIX pero no fue hasta 1937, con los nazis en el poder, cuando Alemania envió una comisión a Madagascar para determinar si era factible esa migración forzosa. La comisión decidió que no era viable, de modo que para resolver el "problema judío" se optó por la Solución Final.
Madagascar es la isla más grande del continente africano y la cuarta más grande del mundo. También es una isla relativamente despoblada, con 19 millones de habitantes en un tamaño ligeramente superior al de España. En el período entreguerras, sin embargo, apenas llegaba a los 4 millones de habitantes. Japón y Alemania, por separado, estudiaron la posibilidad de utilizar la isla para aliviar sus respectivos problemas de superpoblación.
El Plan Madagascar se origina en 1885, cuando el renombrado orientalista y antisemita Paul de Lagarde lanzó la propuesta de recluir a los 4 millones de judíos europeos en la isla de Madagascar. La idea de establecerse en el continente negro tampoco desagradó a los propios judíos: el Movimiento Sionista consideró en 1904 seriamente la idea de establecer Israel en Uganda, aunque es dudoso que sopesaran la opción malgache.
En 1937 Alemania envió una comisión para comprobar si Madagascar era apta.

Un año después el ministro alemán de Exteriores de la Alemania nazi, Joachin von Robbentrop, propuso el Plan Madagascar en una conferencia de paz en Londres.
El plan, según Himmler, era "mejor que la exterminación física del método bolchevique". El jefe de las SS consultó a Adolf Hitler sobre la idoneidad del plan a lo que éste respondió que era "muy bueno y correcto".
El programa, diseñado por Franz Rademacher y Adolf Eichmann, jefe de la oficina de evacuación de judíos del III Reich, contemplaba la expatriación de un millón de judíos al año durante un período de cuatro años.
El plan diseñado por Rademacher en el memorándum "La cuestión judía en el tratado de paz" contemplaba los siguientes puntos:
-Francia cedería Madagascar a Alemania.
-Alemania podría instalar bases militares en Madagascar.
-Los 25.000 franceses que vivían en la isla deberían abandonarla.
-La emigración judía sería forzosa.
-Los judíos de Madagascar tendrían un gobierno local bajo la supervisión de los alemanes.
-La emigración y colonización de Madagascar se pagaría con las posesiones judías confiscadas por los nazis.
A pesar de estar concienzudamente diseñado, el Plan Madagascar no llegó a ejecutarse. La deportación de judíos alemanes al recién construido gueto de Varsovia hizo innecesario el traslado, mucho más caro y logísticamente complicado, hacia Madagascar.
Fuente:Lainformación

lunes, 21 de enero de 2013

Heinrich Muller


Desde hace más de cincuenta años, cazadores de nazis e historiadores tratan en vano de descubrir qué fue del jefe de la Gestapo, Heinrich Muller, que desapareció en 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Muller, que era el superior inmediato de Adolf Eichmann, es el más importante de los nazis de los que todavía no se sabe nada, sostienen numerosos especialistas en el Holocausto.

En la actualidad se redoblan los esfuerzos por resolver el misterio y dar respuesta a una pregunta inquietante: ¿Muller estuvo bajo custodia de los Estados Unidos después de la guerra? De ser así, ¿se escapó o lo liberaron y se convirtió en espía de la CIA?

Muller nació en el año 1900 y los registros oficiales indican que murió en Berlín. Sin embargo, hace más de treinta años se descubrió que su tumba contenía los restos de dos soldados desconocidos. Los hijos de Muller procedieron entonces a retirar la lápida que habían colocado en el lugar.

Los archivos de inteligencia del ejército de los Estados Unidos indican que Muller —a quien se designa como "el Muller de la Gestapo" para distinguirlo de los centenares de Muller que había en el escalafón nazi— fue detenido en 1945 por fuerzas norteamericanas, declara el historiador George Chalou, que trabajó en el Archivo Nacional durante 28 años. Lo que pasó después, dice, "es la pregunta del millón".

Según versiones periodísticas y documentos de inteligencia que en ocasiones resultan contradictorios, en distintos momentos "se vio" a Muller en Alemania Oriental, Checoslovaquia, Suiza, Brasil, Argentina, Paraguay, El Cairo, Damasco, Moscú, Washington y Portsmouth, New Hampshire.

El Archivo Nacional proyecta dar a conocer dentro de un mes un expediente de la CIA de quinientas páginas sobre Muller. El mismo podría contribuir a aclarar los movimientos del jefe de la Gestapo después de la guerra, según señala Greg Bradsher, historiador del archivo. Hasta el momento, el grueso del material del que se dispone sobre Muller corresponde a archivos de inteligencia del ejército de los Estados Unidos y documentación que reunieron distintos historiadores.

"Mi sector tiene interés en Muller desde hace décadas", manifiesta Eli M. Rosenbaum, que dirige la Oficina de Investigaciones Especiales, la división de criminales de guerra nazis del Departamento de Justicia. Rosenbaum piensa que es posible que Muller se haya convertido en agente de los servicios de inteligencia soviéticos al finalizar la Segunda Guerra Mundial y descarta la idea de que el jerarca nazi haya desempeñado un papel similar para los Estados Unidos.

El motivo del interés en Muller es evidente. Hizo detener a miles de judíos en Holanda, Alemania, Polonia y Checoslovaquia, a los que luego se trasladó a los campos de exterminio.

Un canal de televisión alemán emitió la semana pasada un programa basado en documentos del Archivo Nacional de los Estados Unidos, en el que se sostenía que el ejército norteamericano había detenido a Muller y que lo había dejado en libertad por motivos desconocidos. El programa barajaba la idea de que un servicio de inteligencia de los Estados Unidos hubiera contratado a Muller, pero no brindaba pruebas al respecto.

El rabino Marvin Hier, director del Centro Simon Wiesenthal en Los Angeles, señala que, de haber alguna posibilidad de que Muller haya desempeñado tal función, "el gobierno de los Estados Unidos debería iniciar una investigación formal. Es una obligación que se tiene con quienes fueron víctima de la Gestapo".

Rosenbaum, sin embargo, que estudió los mismos archivos en los que se basó el programa, manifestó que "no hay pruebas que respalden la conclusión de que fuerzas norteamericanas detuvieron a Muller y luego lo utilizó la inteligencia de ese país".

El paradero de Muller después del 29 de abril de 1945 es objeto de especulación desde entonces. Según una versión, se habría desempeñado como "apoyo" de ex nazis que residían en América del Sur, tras lo cual agentes checos lo habrían secuestrado en Argentina.

Cuando en 1987 el famoso cazador de nazis Simon Wiesenthal dio a conocer una lista de los diez ex nazis más buscados, Muller integraba la misma.

Se espera que los expedientes de la CIA que pronto se darán a conocer contribuyan a aclarar qué pasó con Muller. Rosenbaum, que trabaja desde hace casi veinte años en la división de crímenes de guerra nazis del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, afirma que ya conoce esos archivos y que los mismos no brindan ninguna respuesta definitiva.

"Si hay algún nazi que pudo desvanecerse por completo, ese fue Muller", dice Rosenbaum. "Se trata de una de las grandes incógnitas de la Segunda Guerra Mundial. Tal vez la respuesta esté en los archivos soviéticos", asegura.

Fuente: clarin

lunes, 14 de enero de 2013

Pira de libros


El Partido Nacional Socialista tomó la decisión en 1933, tan pronto asumió el poder, de imponer su verdad absoluta, ejercer su control sobre la vida cultural germana y "depurar" el espíritu del pueblo de todos los elementos que su juicios, se consideraban contradictorios del "espíritu germano". Fue para tal fin que se creó la "Liga de Lucha contra el Espíritu No-Germano"

La idea que surgió de quemar libros fue disputada por varios jerarcas Nazis, ya que cada uno quería ser el promotor de tan audaz acción, entre ellos el teórico Alfred Rosenberg y Joseph Goebbels. La campaña llevaba como estandarte un slogan remanido y previsible: "reaccionar contra la desvergonzada propaganda de la judeidad mundial contra Alemania". Todo estudiante debía depurar su biblioteca privada de los libros contagiados por la bacteria del espíritu judío. Se conminó a toda la población a deshacerse de libros que pudiesen estar contaminados de esa suerte. Comenzó a anunciarse, que la gran depuración se acercaba. Y además, estaba por salir un edicto prohibiendo a escritores judíos hacerlo en idioma alemán. El día 22 de abril, el diario "Volkischer Beobachter" los nombres de los lugares y la fecha: el 10 de mayo.

Quienes organizaron la quema de libros se habían propuesto darle al acto el carácter de un evento oficial. En la plaza frente al edificio de la Opera de Berlín se preparó una hoguera de inmensas dimensiones. El primer contingente de estudiantes se hizo presente después de las diez de la noche, junto con una banda militar, un destacamento de SS, delegaciones de estudiantes uniformados y con antorchas en sus manos, seguidos por una rugiente turba hitlerista. A un costado de la plaza, ya estaban esperando camiones cargados con unos veinte mil tomos de libros diversos. Grupos de bomberos que ya estaban preparados en la plaza, se acercaron a las pilas de libros a rociarlos con nafta. A medida que cada paquete de libros era arrojado al fuego, un locutor, en el clímax de una extraña y demoníaca vehemencia perfeccionista, iba anunciando los autores de los libros, sus nombres y la causa por la cual se los quemaba. Tales anuncios eran contestados con vítores. Los locutores, abrasados quizá por el delirio piromaniaco o el simple calor infernal de la hoguera comenzaron a aullar, mencionando los valores opuestos a las ideas del libro a quemar, como por ejemplo Nacionalismo y Universalismo, el Tercer Reich y la república de Weimar, nacional socialismo y marxismo, etc.

Además de los libros de Karl Marx, que fueron los primeros en ser quemados, fueron llevados a la hoguera Mann, Emil Ludwig, Erich-Marie Remarque... Por supuesto que el acto se vio coronado por un discurso de Goebbels.

Tres días después, Bernhardt Rust, quien fue nombrado Ministro de Cultura, Educación y Ciencias del Tercer Reich, asumió en nombre del Führer la misión de asumir el control del frente cultural. Poco tiempo después, se publicó la lista de los libros prohibidos, así como también el listado de autores prohibidos y sus obras. Tampoco se salvaron las bellas artes: de los museos desaparecieron obras de Paul Klee, Franz Marx y Vasili Kandinsky, definidas como arte decadente. Y fue entonces cuando nació y se hizo popular el dicho "Al oír la palabra cultura, desenfundo mi revólver."

Y en lo que respecta a la música, existe una anécdota que podría tener connotaciones risibles si no fuera por su doloroso contexto: poco después del Anschluss de Austria, un destacamento nazi llegó a un pueblecito, del que se habían recibido denuncias respecto a que su población estaba compuesta eminentemente por judíos. Se cuenta que apenas llegaron los esbirros en sus vehículos y comenzaron a montar su campamento en la plaza principal del pueblo para cumplir con su siniestro cometido, una de las primeras órdenes dadas por el comandante fue, entre otras, tirar abajo las estatuas de los judíos. Un sargento al que le había sido asignada la tarea se dirigió junto con sus hombres al comandante, herramientas en mano, para preguntarle por qué monumento empezar, a lo que el oficial le espetó: "busque la estatua que tenga la nariz más grande". Imbuido del más celoso sentido de la obediencia y profundamente convencido de estar haciendo lo correcto, el sargento y sus hombres derribaron enérgica e inmediatamente el monumento a… Richard Wagner.

Fuente:  Marcelo Sneh porisrael,

jueves, 10 de enero de 2013

Hitler y su bigote.

Durante la Gran Guerra, Hitler lucíó un mostacho.
Algo ligerito pero curioso para terminar la semana.

Es cierto que el aspecto de Hitler y su figura es reconocida por todos; ese peinado junto con el bigote recortado a lo Chaplin no fue siempre así. Ya se que quizás no mereciera una entrada pero claro, hoy estoy un poco espeso y lo voy a colar en mi entrada semanal.

Chaplin en El Gran Dictador.

El bigote de Hitler, se puede comprobar en fotos de principios de siglo, era más un mostacho prusiano que lo que terminó derivando. La razón la explica un correlegionario del dictador en la Primera Guerra Mundial, Alexander Frey. Ambos sirvieron como soldados  durante conflicto de todos conocidos y cuenta que el impedimento para ponerse la máscara antigás debido a la frondosidad del crecido peloso fue la causa de la modificación de estilo.

Adolfo de joven.
 El bigote lo utilizaba para ocultar un zona del labio superior que no agradaba en su estética a Hitler. Un mando ordenó que recortara su vello facial para poder colocarse bien la máscara. Hecho que no sirvió de mucho porque se quedó temporalmente ciego por efecto del gas mostaza.

Parece que, años más tarde,  hubo intentos de afeite de su apéndice peludo por parte del secretario de prensa Sedgwick pero el dictador le respondió que si  no estaba de moda ahora lo estaría más tarde, gracias a él.


Calandra bigotuda o bigote "calándrico".
 Ha habido casos en el que algún bromista -al menos lo entiendo así- ha querido ver más alla del peludo ornamento.

Imaginatíva recreación.

He encontrado otras posibles explicaciones que se dan en relación con su mostacho primigenio:

 1.- Que admiraba a un antiguo ideólogo nazi, Gottfried Feder, que llevaba este tipo de mostacho. Y Hitleradoptó el modelo.
2.- Se ha dicho que Hitler decidió hacerse de un bigote llamativo viendo el éxito de imagen que había tenido
el de Lenin e introdujo su propia variación.  Lo cierto es que el bigote del austriaco-alemán es el más reconocido del mundo, ayer, hoy y ¿mañana?Posiblemente.

lunes, 7 de enero de 2013

Va de videojuegos


En el post anterior, Mario, tocaba de forma tangencial el tema de los videojuegos, así que voy a aprovechar la oportunidad
El que subscribe ha sido desde su más tierna infancia un apasionado de los videojuegos. Desde el antediluviano Pong,
 el sempiterno Space Invaders


 el cansa dedos Daley Thompson,


 sin olvidarnos del pesado de Mario Bros


 pasando por el Doom

sin olvidarnos del impresionante e impactante Metal Gear Solid, etc etc etc etc


y los actuales Call of Duty


 Nba2k13 y más y más. 

Bueno, se puede decir que he pasado muy buenos ratos jugando y me he divertido mucho. Dicho esto me gustaría hablar de los Bélicos. Se puede decir que por mis manos han pasado todos los ambientados en la Segunda Guerra Mundial y a pesar de ello no me he convertido en un psicopata que entra en colegios arma en ristre. También he de reconocer que los jugué cuando ya era mayorcito, no por prudencia sino porque antes no había.
¿Que hubiese pasado si hubiesen estado en mi poder a una edad más temprana?. Seguramente nada, pero he de admitir que los últimos que he jugado me han sorprendido de forma desagradable. Demasiada sangre, demasiado realismo, vocabulario soez y situaciones denigrantes. No creo que sean aptos para edades en las que se están formando e incluso me atrevería a decir que ni para adultos.
Existe una regulación de los videojuegos llamada Pegí. Es muy clara y es una guía que debería seguirse en el caso de los juegos violentos.
De todas formas hay mucha clases de juegos que son perfectos para cada edad, muchas horas de diversión y entretenimiento.



viernes, 4 de enero de 2013

2013, ¿un año de cambios?

Bueno amigos, vuelvo a escribir en el blog tras unos días ocupados en otras batallas y que siempre te restan tiempo para las "otras obligaciones" tal como seguir con HTR.

2013. Se abre una puerta y comenzamos - o continuamos- con esta guerra española que supone luchar en situación de crisis. Cuando veo jugar a mis hijos a un juego de consola de temática bélica llamado Modern Warfare III (¿?) -no me pidáis que de más señas porque me pierdo en este terreno- y compruebo las encarnizadas batallas a tiro limpio con sangre salpicando que se afrentan y me planteo si hago bien en permitirlo porque pueda ir en contra de una correcta educación con influencias no violentas y no sangrientas, etc, pues tengo que desechar la idea desde el propio título del juego, ya que el si hay una guerra moderna en nuestro entorno es la lucha mantenida día a día por millones de españoles contra la falta de trabajo o cualquier error cometido al sobrevalorar los ingresos familiares y no poder hoy pagar la hipoteca por ser demasiado alta. Eso si es violencia. Lo triste es que gran parte de ella ha sido provocada por nuestra irresponsabilidad. Bueno, pero ese es otro tema que podremos tratar en otro momento.

España está sufriendo una pérdida de identidad, así como Alemania sufrió la suya al término de la Segunda Guerra Mundial, con ello no estoy comparando el régimen nazi con el democrático en el que vivimos actualmente, es imposible hacerlo. Sin embargo si se puede comparar algunos comportamientos prebélicos en la Alemania nazi con el retorcimiento de brazo que los separatistas catalanes (dejemos de momento al resto del nacionalismo) quieren hacer al resto de españoles. Confundir la voluntad de los separatistas con la del resto de catalanes. Pretender hacer creer que todos los catalanes son separatistas.

En Alemania, el NSDAP lo logró. Es decir, consiguió que los intereses de partido fueran los objetivos del estado alemán. Redujo a los grupos opositores y creo los campos de concentración, por lo que tras sacar de la crisis económica al país y fijar la nueva identidad nacional, el trabajo estaba realizado. Un pequeño partido en su origen había logrado un objetivo harto difícil en el principio. No importó tener que doblegar las voluntades nacionales y políticas del momento, no cejó en seguir en sus trece y aprovechar los flancos débiles que les mostraba las instituciones y el propio pueblo. Alemania cambió su bandera y se volvió como un calcetín ante los ojos del mundo.

Espero que en nuestro país, las instituciones estén a la altura -aunque siendo realista, no lo espero- y puedan poner coto a la amenaza secesionista. Si no se consigue, podríamos ver - al igual que en Alemania- cambios drásticos en el mapa político español, autonomías suspendidas o quién sabe.