miércoles, 31 de agosto de 2011

Götz Aly y su libro “La utopía nazi”.


El interesante libro de Aly da para una pequeña reseña en nuestro blog:

Aly es un afamado investigador que ha estudiado Ciencias Políticas e Historia y ha publicado numerosas obras académicas, colaborando también en la prensa. Su interés por el nazismo surgió en su juventud: “Nací en 1947 y la generación de mis padres no hablaba casi nunca de los crímenes y atrocidades del nacionalsocialismo”, “Cuando tenía 15 años, en la escuela había un programa para explicar a los jóvenes lo que fue el nazismo con películas del gueto de Varsovia y Auschwitz”.

Ello hizo que él y a otros estudiantes se les abriera una brecha social muy profunda. “Y en cierta manera sigo trabajando en esa brecha”, explica. “Habla de modo conciso y pausado, recudieron a cifras y casos muy didácticos, con la gráfica historia de un diente de oro”. “Algunos de mis estudiantes en la universidad tienen la mala suerte y les toca que les pregunten lo que pasó con el diente de oro de un judío asesinado en 1943”. “¿Qué le pasó a ese diente? El oro de las piezas bucales de los judíos aniquilados fue fundido y un 20% se destinó a los dentistas del ejército”, explica. Así podrían conseguir un diente de oro quienes hasta entonces no habían podido pagárselo. El resto del oro obtenido por esta vía fue a parar al Reichbank y revirtió en el conjunto de los alemanes.


Este es uno de los ejemplos que emplea Aly el funcionamiento del régimen nazi como “una dictadura de favores mutuos”. Desde esta perspectiva tenemos que abandonar el tópico de una dirección nazi asociada a elementos toscos y de escasas luces: “ Imaginamos a la dictadura nazi como muy poco inteligente al proyectar hacia el pasado la imagen de los actuales neonazis” que son estúpidos, “pero los líderes nazis no eran tontos”, remarca Aly. “Los dirigentes alemanes, precisa, tenían instinto para captar la necesidades de la gente que vivían en el régimen como una serie de progresos tangibles”.

En este sentido Hitler fue un maestro de la política simbólica pero no era un político serio sino un jugador que logró sus éxitos gracias a su sentido de la justicia social parejo al endeudamiento que éste comportó. El dictador, según Aly, no daba órdenes concretas en lo referente a la política económica, sino que esencialmente solía decidir entre diferentes alternativas que le eran planteadas y se inclinaba siempre por la que podía contar con el beneplácito de los alemanes sin importar que fueran atrocidades. El subtítulo del libro es significativo: "Cómo Hitler compró a los alemanes".

lunes, 29 de agosto de 2011

Reencarnaciones


El general Patton, héroe militar estadounidense de las dos guerras mundiales, sostenía que había vivido otras vidas anteriores, en las que luchó en la guerra de Troya, en las legiones de César, contra Atila, en las Cruzadas y en el ejército de Napoleón. Sintiéndose invulnerable, lo demostraba avanzando a cuerpo descubierto al frente de sus tropas.


Aseguró que no fallecería hasta que no hubiera acabado victoriosamente la guerra. Así ocurrió: tres meses después de la rendición de Japón, un tanque de la marca Sherman, e irónicamente del modelo Patton, con los frenos rotos, aplastaba su Jeep en la ciudad alemana de Heidelberg, causándole graves heridas que le provocaron una embolia fatal. 

Fuente: Errores Históricos

jueves, 25 de agosto de 2011

Censura y libros bajo el Tercer Reich.

Me acabo de enterar que la Biblioteca de Berlín va a devolver libros robados durante el régimen nazi. La noticia indica que uno de esos libros es un ejemplar de 1883 del Manifiesto Comunista que posiblemente perteneciera al propio Engels.

Me ha llamado la atención la noticia por lo de reparación de daños que conlleva y porque se conservara un ejemplar de dicha obra. La quema de libros durante el nazismo supuso una pérdida incalculable para la cultura universal. La Belbelplatz se erigió como un monumento a la barbarie y una sinrazón por la destrucción de más de 75.000 ejemplares de todo tipo.

También hay que tener en cuenta los destruidos por iniciativa propia de los propietarios de libros prohibidos por el nazismo. Una predilección de todo gobierno totalitario porque no hay mejor censura que la autocensura y la falta de publicidad para el hecho que no alargue la sombra opresora del régimen.

Las consecuencias de la quema de libros, algunos se han llegado a extinguir como si de una especie animal o vegetal se tratase, lleva a la sociedad a una ignorancia sobre su bagaje cultural y exclusión a futuras generaciones del conocimiento y valor patrimonial perdido.

A comienzos de 1933, las organizaciones estudiantiles, profesores y bibliotecarios nazis confeccionaron listas de libros que creían que no debían ser leídos por los alemanes. La noche del 10 de mayo de 1933, los nazis invadieron bibliotecas y librerías de toda Alemania. Marcharon con antorchas en desfiles nocturnos, cantaron canciones y quemaron libros en grandes hogueras. Algunos eran obras de autores judíos, incluidos Albert Einstein y Sigmund Freud, pero la mayor parte de los libros eran de autores no judíos, incluidos algunos estadounidenses famosos como Jack London, Ernest Hemingway y Sinclair Lewis, cuyas ideas eran vistas por los nazis como no nacionalistas y por tanto eran merecedoras de ser eliminadas de la faz de la tierra.

Hoy los nazis se encontrarían con la dificultad de internet y tener que cortar el paso a servidores no nazis para lograr una censura aceptable para ellos.

Existe una anécdota no perteneciente al Tercer Reich pero que no me resisto a recordar, que hace alusión a la quema de libros por parte del régimen pinochetista, en el Chile de los 70. Libros de arte cubista y que los “sabios andinos” pensaron que hacían referencia a la Cuba de Fidel Castro. La ignorancia es propia de regímenes totalitarios sea cual sea su signo político.

lunes, 22 de agosto de 2011

Adolf Hitler y la propaganda


"¿A quién debe dirigirse la propaganda? ¿A los intelectuales o a la masa menos instruida? ¡Ella debe dirigirse siempre y únicamente a la masa!... La tarea de la propaganda consiste, no en instruir científicamente al individuo aislado, sino en atraer la atención de las masas sobre hechos y necesidades. ...Toda propaganda debe ser popular, y situar su nivel en el límite de las facultades de asimilación del más corto de alcances de entre aquellos a quienes se dirige... La facultad de asimilación de la masa es muy restringida, su entendimiento limitado; por el contrario, su falta de memoria es muy grande. Por lo tanto, toda propaganda eficaz debe limitarse a algunos puntos fuertes poco numerosos, e imponerlos a fuerza de fórmulas repetidas, por tanto tiempo como sea necesario, para que el último de los oyentes sea también capaz de captar la idea."

Fuente: Adolf Hitler Mein Kampf

jueves, 18 de agosto de 2011

El ratón que se comió el queso de Hitler (II).

Cómo prometí, sigo con la última parte de la narración de la apasionante vida de Nancy Wake, alias Ratón Blanco:

Metódicamente las SS hizo sus planes para eliminar a la resistencia de Ratón Blanco, cuya fortaleza era la meseta por encima de Chaudes-Aiguwes. Las tropas se concentraron en las ciudades de todo el altiplano, con artillería, morteros, aviones y cañones móviles. En junio de 1944, 22.000 soldados de las SS se habían movilizado para la batalla con los hombres del Ratón Blanco. Tras una dura lucha y logrando escapar Nancy y su ejército, éstos tenían motivos para estar satisfechos: 1400 soldados alemanes habían muerto en la meseta, frente a 100 miembros de la resistencia. Nancy continuó su guerra: ella dirigió personalmente un ataque a la sede de la Gestapo en Montucon y mató a un centinela con sus propias manos para que no alertara a la guardia durante una redada en una fábrica alemana de armas. Se vió obligada, según cuenta, a ejecutar a una espía nazi.

El 6 de junio de 1944, el Día-D, las tropas aliadas desembarcaron en las playas normandas. El 25 de agosto de 1944, París fue liberado y Nancy Wake condujo a sus tropas a Vichy para celebrar el acontecimiento. Sin embargo su alegría por la liberación de París se mezcló con la tragedia, ya que conoció la noticia de la muerte de su marido. Los alemanes habían capturado a Enrique, lo torturaron y fue ejecutado porque se negó a dar cualquier información sobre el paradero de su esposa.

Un año después, Alemania fue derrotada. 375 de los 469 agentes de SOE de la sección francesa sobrevivieron a la guerra. 12 de las 39 agentes femeninos fueron asesinadas por los alemanes y los tres que regresaron habían sobrevivido a prisión y torturas en el campo de concentración de Ravensbruck. 600.000 franceses fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial, 240.000 de ellos en las cárceles y campos de concentración.

Después de la guerra, Nancy siguió trabajando en empresas estatales que dependían del Ministerio del Aire británico en el Departamento de Inteligencia. En 1960 se casó con un ex prisionero de guerra, el inglés John Forward, y regresó a Australia .

Sus logros fueron reconocidos por las medallas y premios: la Medalla George de Gran Bretaña por su liderazgo y valentía bajo fuego, la Medalla de la Resistencia, Oficial de la Legión de Honor y la Croix de Guerre de Francia , y la Medalla de la Libertad de América. Sin embargo, durante muchos años nunca se le concedió una medalla por el gobierno australiano. Cuando desde una instancia australiana se recomienda una condecoración, la petición fue rechazada por no considerarse ciudadana autraliana. El Sydney Morning Herald (28 de abril de 2000) supuso que fue rechazada por una medalla porque ella nació en Nueva Zelanda y ser considerada ciudadana de Nueva Zelanda. En 1994 se negó a donar sus medallas al Museo de Australia y se declaró a la prensa australiana (Evening Post, 30 de abril de 1994) que seguía siendo una neozelandesa y recordó a la prensa que ella había mantenido su pasaporte neozelandés, a pesar de su ausencia de 80 años del país.

En 2004 fue galardonada por la Orden de Australia. En 2006, Nancy recibió el honor más alto de Nueva Zelanda, la Insignia de Oro de RSA.

En 1987 se hizo una miniserie de televisión sobre su vida. Sin embargo, se vio empañada por las libertades históricas tomadas con su vida, tales como que ella tuviera un romance mientras trabajaba para la resistencia en Auvernia.

El 06 de diciembre 2001 Nancy dejó su casa en Port Macquarie, Australia, para pasar sus últimos años en su querida Europa:

"El pueblo de Port Macquarie ha sido maravilloso para mí, al igual que la mayoría de los australianos, pueblo que he conocido y amado, pero siento que estaría mejor en el Reino Unido o en Francia "

Después de hacer el viaje final de vuelta a Inglaterra, Wake se convirtió en un residente permanente del Hotel Stafford, que había sido un club de fuerzas británicas y estadounidenses durante la guerra.

Los propietarios del hotel le dieron la bienvenida con gusto, que pagaron la mayor parte de los gastos de su estancia, ayudada ocasionalmente por las donaciones anónimas. A pesar de disfrutar de su residencia en el hotel, Nancy Wake se trasladó a una casa de retiro de veteranos.

Nancy Wake alias Ratón Blanco falleció el 7 de agosto de 2011 en la casa de retiro donde ella había vivido los últimos ocho años. Hasta su muerte, ella se mantuvo firme sobre lo que sucedería a su cuerpo:

"Quiero ser cremada y quiero que mis cenizas sean esparcidas en las montañas donde luché junto la resistencia. Eso será suficiente".


jueves, 11 de agosto de 2011

El ratón que se comió el queso de Hitler (I).

Como muchos sabréis, ha muerto una heroina sin parangón. Esta es su historia:

Nancy Wake fue la mujer más condecorada de la Segunda Guerra Mundial, y la persona más buscada por la Gestapo. Su denominación de"El Ratón Blanco", fue debido a su capacidad para evitar su captura. Cuando estalló la guerra, era una mujer joven casada con un francés rico vivía una vida de lujo en la Marsella cosmopolita. Ella se convirtió en un luchadora, saboteadora, organizadora y lideró un ejército de 7.000 miembros de la resistencia contra los nazis. Su vida es la historia de su fidelidad y el optimismo frente a situaciones imposibles.

Su nombre y apodo parecen extrañamente irónicos. Decía Nancy a los 89 años: "Una vez alguien me preguntó: '¿Alguna vez has tenido miedo? ... ¡Ja! Nunca he tenido miedo en mi vida.

Nancy nació en Roseneath, Wellington, Nueva Zelanda, el 30 de agosto de 1912, sus padres fueron Carlos Augusto y Ella Rosieur. Fue la menor de seis hijos.

Cuando tenía veinte meses de edad sus padres se mudaron a Sydney, donde creció. Ella era mucho más joven que sus hermanos y hermanas y muy independiente: "Yo era una solitaria con buena imaginación". Era una rebelde y tuvo problemas con su madre de creencias religiosas muy estrictas. Wake creció sin afecto por su madre amargada porque su padre la había abandonado.

"Yo adoraba a mi padre," dijo Wake recientemente al Sunday Times, sentada en su taburete de la barra con un bastón en una mano y un gin-tonic en la otra: "Él era muy guapo pero era un hijo de puta. Se fue a Nueva Zelanda para hacer una película sobre los maoríes y nunca volvió. Vendió la casa y nos echaron". Wake se escapó de casa a los 16 años y se fue a trabajar como enfermera. De una tía en Nueva Zelanda recibió 200 dólares, una suma enorme en aquellos días. Se marchó dispuesta a descubrir el mundo. Usó el dinero para viajar a Londres y luego a Europa donde trabajó como periodista, moviéndose en un mundo cosmopolita de los jóvenes independientes y sin preocupaciones. Era una vida glamorosa de fiestas y viajes y la vivió al máximo: "Siempre me he llevado muy bien con los franceces, tal vez porque soy muy natural.", contaba a su biógrafo.

En 1930 Europa fue testigo del ascenso de Hitler, el nazismo y el antisemitismo. En Viena vio horribles escenas: Judios encadenados a ruedas grandes, rodando por las calles, y azotados por los soldados de asalto nazis. El espectáculo alimentó una pronta determinación de actuar contra los nazis y finalmente ingresó en la resistencia francesa.

En 1939, Nancy, se casó con un apuesto rico industrial francés Henri Fiocca, en Marsella (aparentemente seducido por su habilidad en el tango): "Fue el amor de mi vida".

Juntos tuvieron una vida sofisticada de viajes, cenas, champan y caviar, residían en un apartamento de lujo en una colina con vistas a Marsella y su puerto.

Seis meses después de casarse, Alemania invadió Francia. Nancy se involucró en la causa. En 1940 cruzó la línea entre la observación y la acción, y se unió a la Resistencia embrionaria como correo, mensajes de contrabando y de alimentos a grupos clandestinos en el sur de Francia. Compró una ambulancia y la utilizó para ayudar a los refugiados que huían del avance alemán. Siendo la bella esposa de un acaudalado hombre de negocios, tenía una capacidad de viajar que tan sólo unos pocos podían tener. Obtuvo documentos falsos que le permitió permanecer y trabajar en la zona de Vichy en la Francia ocupada y se involucró profundamente en la ayuda a otros. Un millar de prisioneros de guerra y aviadores aliados derribados de Francia, escaparon a través de España gracias a su ayuda.

Sus misiones con la resistencia significaba que su vida estaba en peligro constante. Ella se convirtió en una sospechosa y fue perseguida por la Gestapo. Tuvo muchas identidades y era tan buena para eludir a la policía nazi que le valió el apodo de "Ratón Blanco".

En 1943, Wake llegó a ser la número uno en la lista de más buscados por la Gestapo, y hubo una recompesa de cinco millones de francos por su cabeza. Era demasiado arriesgado para Wake quedarse en Francia y la Resistencia decidió que debía volver a Gran Bretaña.

Huir no fue fácil, hizo seis intentos de salir de Francia cruzando los Pirineos en España. En uno de estos intentos fue capturada por los milicianos franceses (la Francia de Vichy) en Toulouse y fue interrogada durante cuatro días. Se negó a dar la milicia cualquier información, y con la ayuda de la legendaria "Pimpinela Escarlata de la Segunda Guerra Mundial ', Patrick O'Leary, engañaron a sus captores y fue liberada.

Finalmente Nancy cruzó los Pirineos y desde allí a Gran Bretaña. Ahora estaba en un terreno más seguro, pero no tenía noticias de su marido, quien trabajaba por separado.

Nancy Wake, entonces de 31 años, se convirtió en una de las 39 mujeres y 430 hombres de la sección francesa del ejecutivo británico de Operaciones Especiales, que trabajó con grupos de la resistencia local para sabotear a los alemanes en los territorios ocupados. Se formó en un ministerio británico de defensa campo en Escocia, en habilidades de supervivencia, matando en silencio, y estudiando los códigos de operación de radio, paracaidismo nocturno, explosivos plásticos, pistolas de Sten, rifles y granadas. Ella y las otras mujeres reclutadas por las empresas estatales fueron asignadas oficialmente a las ayudas para la lactancia Yeomantry. La verdadera naturaleza de su trabajo siguió siendo un secreto hasta después de la guerra.

A finales de abril de 1944, Nancy y otro agente de SOE, el Mayor John Farmer, fueron lanzados en paracaídas en la región de Auvernia, en el centro de Francia con órdenes de localizar y organizar los grupos de resistencia, ocupándose de las municiones y depósitos de armas provenientes de los lanzamientos en paracaídas nocturnos , y a montar comunicaciónes inalámbricas con Inglaterra. Su misión era organizar la resistencia para la invasión del Día-D. El objetivo principal del movimiento de resistencia fue debilitar al ejército alemán para un gran ataque de las tropas aliadas. Sus objetivos eran instalaciones alemanas, los convoyes y las tropas. Cuando se deja caer en paracaídas en Auvernia Nancy se quedó atrapada en un árbol. Su contacto dijo que esperaba que todos los árboles pudieran dar sus frutos tan hermosos. Ella le dijo que la bajara de esa "mierda francensa".

Había 22.000 soldados alemanes en la zona e inicialmente 3000 ó 4.000 miembros de la resistencia. Con la ayuda de Wake, se reforzó el número a 7.000. Nancy dirigió a estos hombres en la guerra de guerrillas, causando graves daños a las tropas alemanas e instalaciones. Ella recogió y distribuyó las armas y se aseguró de que su operarios de radio se mantuvieran en contacto con el SOE en Gran Bretaña.

En una ocasión hizo 500 kilómetros en bicicleta a través de varios puntos de controles alemanes para sustituir los códigos de radio viéndose obligada a repeler un ataque alemán. Sin estos códigos no habría nuevas órdenes o suministros de armas y equipos. De todas las cosas que hizo durante la guerra, Nancy cree que este viaje maratón fue la más útil. Se cubrió la distancia en 71 horas, en bicicleta por el campo y la montaña casi sin parar. Su objetivo era firme como una roca. Al final de su viaje épico, se echó a llorar de dolor y alivio.

"Volví y me dijeron: ¿Cómo estás? Grité, no podía mantenerme en pie, no podía sentarme. No podía hacer nada. Sólo me aliviaba el llanto".

Era una misión extremadamente difícil: una vida casi sin dormir en movimiento, a menudo escondida en los bosques, viajando de un grupo a otro para formar a miembros de la resistencia, motivando, planificando y coordinando. Organizó lanzamientos en paracaídas que se produjeron cuatro veces por semana para reponer las armas y municiones. Hubo numerosos enfrentamientos violentos con los alemanes. La zona estaba arrasada por la toma de rehenes, ejecuciones, incendios y represalias.

El próximo jueves seguiremos con la increíble historia de Nancy "Raton Blanco" Wake.

lunes, 8 de agosto de 2011

Cómics


Durante la Segunda Guerra Mundial se han editado y publicado una gran cantidad de historietas en los EE.UU. Cuyas carátulas y contenido mostraban a un héroe, de personalidad nacionalista enfrentándose a las fuerzas del eje resultando victoriosos. De esta manera, los dibujos animados han adoptado el mismo formato para provocar una parodia del japonés, enemigo más directo del país en aquel entonces, o de los mismos alemanes.

Una de las dudas que surgen en este tema es si fue el patriotismo o el dinero lo que los llevó a utilizar este formato de historia durante la Segunda Guerra Mundial, se ha llegado a la conclusión de que fue una mezcla de ambos motivos. Fue patriotismo porque gran parte de los artistas y/o ejecutivos responsables de la emisión de estas tiras eran pertenecientes a la colectividad judía, perseguida en Alemania por el nazismo, lo que los llevó a mostrar a este movimiento político como una amenaza. Igualmente, la gran popularidad que han alcanzado los primeros números editados siguiendo esta ideología los ha llevado a hacer más de lo mismo con el objetivo de obtener una mayor ganancia.

El primer uso de los cómics reflejándose en el marco de la Segunda Guerra Mundial fue usado por la compañía "Timely Comics" (luego se llamaría "Marvel") en su entonces nuevo personaje el "Capitán América". En su primer número, se puede observar en su portada al Capitán América golpeando al dictador Adolf Hitler aunque los autores al principio temían el resultado negativo que esta carátula podría llegar a obtener, la venta del mismo resulto ser totalmente exitosa, pronto casi todos los superhéroes cruzarían esta línea: Superman, Namor, La Antorcha Humana, Terror Negro, Daredevil, Fighting Yank, Capitán Marvel, Flash y hasta incluso el recurrente Uncle Sam, utilizado como propaganda para alistar soldados.

Fuente: Errores Históricos

jueves, 4 de agosto de 2011

Los peligros de hacer discursos con una cerveza al lado.

Perdonad el título pero me pareció apropiado para esta entrada. Pienso que cuando terminéis de leer la entrada lo comprenderéis. Lo incomprensible es que Hitler no bebía alcohol.

Es curioso darse cuenta por medio de las lecturas que el mundo básicamente no ha cambiado. Algunos de nuestros amigos lectores no estarán de acuerdo con esta afirmación. Me refiero a los cambios producidos en el ser humano, el hombre es el mismo ahora que antes, sus intereses son los mismos, sus insidias, envidias y egoísmo se repiten a lo largo de la historia. También los políticos persiguen los mismos intereses: el poder y el dinero. Hitler hace en el siguiente texto que copio, perteneciente a uno de sus discursos en la famosa cervecería de Munich, un alegato justificatorio y pernicioso de los males de la Alemania de entonces. Disculpad la redacción del texto pero es esta la traducción que tengo:

"En 1918, hace 20 años, como he dicho antes, se consumó el derrumbamiento alemán. Se consumó porque solo un ciego podía creer que aquellos días de noviembre fueran la causa y la consumación del destino de Alemania. La causa ya venía de atrás, de muy atrás, y la consumación había dado comienzo años antes; el año 1918 fue tan sólo la culminación del proceso catastrófico (...) Decisivo para el derrumbamiento de Alemania fue la descomposición interna del pueblo alemán, la división de la sociedad en clases. Un fenómeno tampoco nuevo, pues ya había tenido precedentes en el pasado; pero esta vez adquirió una importancia particular y única a través de los impulsores de tal división (...) Cierto es que esta división entre burguesía y proletariado fue aparentemente superada en 1914, pero solo aparentemente. Sabemos que a las pocas semanas o meses de haberse disipado la primera embriaguez del entusiasmo volvió a abrirse de nuevo el antiguo abismo, y que ciertos sectores no ocultaron en modo alguno en aquella época sus intenciones de que Alemania perdiera esta guerra. No me refiero a sectores del extranjero, sino a los de nuestro propio cuerpo nacional. Lo que ocurrió en el periodo comprendido entre 1914 y 1919 o 1918 no fue otra cosa que la repercusión lenta de los manejos de estos sectores.

De año en año podía apreciarse cómo aumentaba esta tendencia de desviar al pueblo alemán cada vez más de su lucha exterior para inclinarse hacia la interior, y como en 1918 estas ideas habían prendido en extensos sectores alemanes: venían a decir que no se trataba en definitiva de una guerra defensiva de la nación alemana frente a un mundo deseoso de agresión y, sobre todo, envidioso, sino única y exclusivamente de una lucha del proletariado contra la burguesía, o de la burguesía contra el proletariado. Se había dejado de creer que el mundo tuviera en realidad malas intenciones respecto a Alemania. No, el resto del mundo no tenía en realidad nada contra Alemania. No era verdad que este otro mundo pretendiera quizá robar a Alemania, que tuviera intención de arrebatar a Alemania sus colonias, o echados los ojos al comercio alemán, y mucho menos a los territorios alemanes. Esto eran solo mentiras que contaban al pueblo los alemanes que incitaban a la guerra, porque realmente lo que quería el resto del mundo no era otra cosa que comprensión, una paz sin vencedores ni vencidos. Sobre todo cuando Woodrow Wilson, el gran americano y apóstol (risas del auditorio) de una nueva moral internacional se presento con sus 14 puntos, diciendo poco más o menos esto con sus hermosas frases, la gente no se cansó de decir que ahora tenía pruebas convincentes de ello. El hecho real fue que la nación alemana fue perdiendo rápidamente sus fuerzas para luchar frente al extranjero en la misma medida en que las desvió hacia el teatro de la batalla interior. A pesar de ello, el derrumbamiento no se habría producido en 1918, ni, en mi opinión, habría acontecido jamas si el pueblo alemán, arrastrado por su desatinada ceguera, no hubiera terminado por convertir en guerra civil lo que fue, en sus comienzos, una disputa interna. Pero así, tenía que llegar el derrumbamiento. He dicho que tengo el convencimiento de que ni en 1918 ni más tarde se habría producido desplome alguno; y creo tener razón para expresarme así porque estoy convencido de que si el destino me hubiera puesto o tenido en aquella época en el sitio que hoy ocupo, el derrumbamiento no habría llegado jamas. Cierto que habría habido un derrumbamiento: el de nuestros infames y perniciosos partidos. Ese habría sido. ¡Los hubiera eliminado entonces de la misma forma que los elimine en 1933! (aplausos )".

He encontrado un pequeño vídeo del programa "Callejeros" sobre la cervecería donde el dictador comenzó su andadura como político.

Fuente: Hitler. Obras completas, Tomo II ( años 1936-38 ) Ediciones Ojeda, 2006.

lunes, 1 de agosto de 2011

Guerra Psicológica


Durante la Segunda Guerra Mundial no sólo se libró una guerra cuerpo a cuerpo en el campo de batalla,  también hubo una guerra psicológica en la que participaron tanto alemanes como aliados.

La guerra psicológica fue más "sucia" entre los años 1940 y 1941, cuando la  existía la probabilidad clara de una invasión alemana, por mar, a Inglaterra. Fue entonces cuando los ingleses agudizaron su ingenio y crearon un programa de radio, en la BBC, en el que su locutor, un inglés que hablaba perfectamente alemán, se hacía pasar por uno de ellos - eso sí - un alemán exiliado en Londres.

El locutor, Sefton Delmer, realizaba su programa íntegramente en alemán, "supuestamente" con la intención de animar a sus compatriotas en el frente. Nada más lejos de la realidad, su verdadero cometido era minar la moral de los soldados alemanes.



El programa se convirtió en un éxito entre los alemanes destacados en Francia.  Delmer enseñaba inglés a los crédulos alemanes para que pudieran desenvolverse sin problemas al llegar a Gran Bretaña.

Cuando llegó el momento en el que la invasión parecía más probable, los británicos empezaron a propagar el bulo de que los ingleses habían llenado las costas de defensas.  Defensas que quemarían utilizando una gran cantidad de combustible sobre el agua, quemando cualquier barco que intentase desembarcar, con el fin de que la invasión no llegará a suceder jamás

A ello contribuyó el programa de radio: su director programa fue enseñando a los alemanes a pronunciar “Mi sastre es rico”, “Amo a mi mamá”, “Estamos cruzando el canal”, “Navegamos en una lancha de desembarco”, “No estamos lejos de la playa”, “Yo me quemo, tú te quemas, él se quema…”, “Nuestro capitán de las SS está ardiendo de la cabeza a los pies”… todo un ejercicio de presión psicológica

Fuente: Errores Históricos