lunes, 25 de noviembre de 2013

Klaus Barbie

El criminal de guerra nazi Klaus Barbie trabajó en Bolivia y América del Sur para los servicios secretos de la Alemania Occidental (BNC) y Estados Unidos (CIA).

Según investigaciones del historiador alemán Peter Hammerschmidt, Barbie -también conocido con el nombre "El Carnicero de Lión"- fue reclutado en 1947 por el servicio secreto militar estadounidense (CIC, por sus siglas en inglés).

De acuerdo con extensos documentos históricos, a los cuales tuvo acceso Prensa Latina en Berlín, el ex miembro de las SS y de la policía secreta del Estado nazi (Gestapo) apoyó a construir estructuras anticomunistas y grupos paramilitares en Bolivia y otros países suramericanos.

En 1983, Barbie fue deportado a Guayana Francesa por el gobierno boliviano y después fue detenido y extraditado a Francia, donde fue procesado y murió en 1991, en la cárcel de Lión.

"A principios de 1946, el nombre de Klaus Barbie se encontró en las listas de criminales de guerra buscados en Alemania", dijo Hammerschmidt a Prensa Latina y agregó que en "abril del año siguiente, su nombre aparece ya en nóminas salariales del CIC".

En 1951, los servicios norteamericanos apoyaron a Barbie a huir a través de la llamada línea de ratas a Bolivia.

Documentos históricos revelaron que "los norteamericanos valoraron la ’actitud claramente anticomunista’ de Barbie", explicó Hammerschmidt, al citar a notas de los servicios secretos que fueron desclasificados hace unos meses por el Archivo Nacional de Estados Unidos en Washington.

El estudioso alemán obtuvo por primera vez estos papeles de los servicios secretos alemanes y norteamericanos.

Para Hammerschmidt, Barbie no desapareció "como lo hicieron muchos de sus ex camaradas nazi". Al contrario, Barbie, quien fue responsable de miles de asesinatos de civiles en Francia, seguía con su cruzada anticomunista.

Después del golpe de Estado del general René Barrientos Ortuño, en 1964, Barbie tenía cada vez mejores contactos con militares bolivianos, apuntó el historiador alemán.

Conforme a los resultados de sus investigaciones, Barbie dio a militares del régimen de Barrientos lecciones en métodos interrogatorios, tortura y medidas de la lucha contrainsurgente.

En años siguientes, el oficial nazi organizó entregas de armas a regímenes de ultraderechas y dictaduras en Suramérica, explicó Hammerschmidt, quien encontró documentos de la empresa armamentista alemana Merex, la cual mantenía contactos estrechos con la BND.

Teniendo en cuenta tales informaciones no es muy sorprendente que el BND reclutara a Barbie a principios de 1966 para apoyar a la lucha anticomunista, añadió el investigador alemán.

Una de sus tareas fue el desenmascaramiento de agentes en la región. Sin embargo, el servicio alemán despidió a Barbie solamente siete meses después de haberle reclutado.

El Carnicero de Lión seguía trabajando con militares y dictaduras derechistas en América Latina hasta principios de la década del 80.

Fuente:La Republica

lunes, 18 de noviembre de 2013

¿Eres nazi?

Pues sí, parece que hay que preguntarlo cuando alguien se interesa sobre el Tercer Reich. Eso es lo que una mujer me espetó el otro día. Los hechos fueron los siguientes.

Como cada día acudí al colegio a buscar a mis niños. Cuando los dos salieron y nos disponíamos a irnos de un patio  repleto de niños y padres se me acercó la madre de unos niños y después de felicitarme por el libro me dijo que había visto la entrevista en el periódico. Cuando le agradecí la felicitación me soltó la bomba

—Así que eres “nazista, nazista”.
La entrevista en cuestión en el diario La Rioja

Dejemos a un lado el término “nazista”, lo peor del asunto no fue el calificativo, sino la sonrisa cómplice que me dirigió y encima tuvo la desfachatez de decírmelo delante de mis hijos.. Como comprenderéis le respondí que no era nazi y huí lo más rápido que pude.

Este no es un caso aislado, varias personas al conocer el tema de mi libro me han preguntado si soy nazi, incluso me lo han preguntado compañeros de trabajo que me conocen desde hace años.

Pero ahí no queda la cosa. Una librería de Calahorra publicitó mi novela con un cartel y libros en el escaparate. A los pocos días quitó el cartel y los libros. No le di importancia y entré al establecimiento a comprar material escolar para los niños. Mi sorpresa fue mayúscula cuando los propietarios me dijeron  que habían quitado el cartel y los libros por las quejas.

— ¿Qué quejas?

El hombre me respondió muy serio.

–Varios clientes se han quejado por las esvásticas y nos han acusado de hacer apología del nazismo.
El escaparate que hacía apologia del nazismo

Desde que he publicado el libro he tenido que justificarme en varias ocasiones y he tenido que aguantar algún gesto desaprobatorio. No han sido muchos los casos en los que ha ocurrido tal cosa, pero cada vez que ocurre no me siento cómodo.

Estoy seguro de que ninguno de ellos sabe absolutamente nada de la época del Tercer Reich solo la escasa información que han podido sacar de alguna película que han visto por la tele.

He de admitir que han sido muchísimas más las ocasiones en las que se han acercado a felicitarme por el libro y para decirme que les está gustando mucho y que se han enganchado. Con un compañero de trabajo he llegado incluso a sentarme a hablar durante más de media hora sobre el libro y los personajes. Todo esto me alegra sobremanera, pero no puedo olvidar a los que sin saber nada, ni haberse leído el libro me preguntan si soy nazi.


Me quedo con la idea de que solo es fruto de su ignorancia. El atrevimiento de la ignorancia.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Presentación Bilbao Los Dioses de Berlin



El miércoles 30 de octubre realicé la presentación de los Dioses de Berlín en la Casa del Libro de Bilbao.

He de reconocer y para no faltar a la verdad que acudí al evento nervioso y repleto de miedos. Los nervios pueden considerarse los normales para alguien que hace su primera presentación y los miedos se pueden resumir en uno solo. Que no acudiese nadie.

Pensar en ir hasta Bilbao y solo hablar para mi mujer y mis hijos me intranquilizaba. Hablar en público no es fácil, pero debe ser mucho peor no hablar para nadie.

Llegué a la Casa del Libro una hora antes para presentarme. El encargado de organizar el evento me recibió con reticencias. Me dio la impresión que lo de ser un autor novel no le inspiraba mucha confianza. Sus consejos no resultaron tranquilizadores.

—No cuentes todo el libro, no aburras al público, no hables demasiado de historia, no lo hagas muy largo.

Como veis todo buen rollo. Por fortuna hablé instantes antes de entrar  con nuestro amigo Jesús Hernández y me tranquilizó, aunque no supo contestar a la pregunta que le hice.

— ¿Quien me manda a mi meterme en este lio? ¿Por qué no me he quedo en casa leyendo en vez de querer escribir?

De todas formas hablar con él resulto tranquilizador y pude afrontar mejor el reto que se me presentaba.

Me fui de la librería a dar una vuelta y a calmar los nervios. No resultó efectivo, pero no podía hacer otra cosa.

Se acercó la hora y volví a la Casa del Libro. En la sala se encontraban mi mujer y mis hijos. Mis temores se estaban materializando. Por fortuna comenzó a llegar gente y en un abrir y cerrar de ojos no solo se llenó la sala, sino que hubo mucha gente que tuvo que quedarse de pie.

Ahora comenzaba lo difícil, empezar la charla.

Otro amigo escritor de este Blog, Álvaro Lozano, me dio un consejo sobre como iniciar la charla.

Empieza con una anécdota, la que sea, eso hace que se distienda el ambiente y luego tú mismo…

Eso fue lo que hice, la anécdota funcionó y comencé la presentación.

Al inició un poco de nervios que se evaporaron rápidamente y todo fue como la seda. Terminé la exposición y increíblemente me aplaudieron de verdad, con ganas, no voy a decir que con tanta intensidad ni duración como a Placido Domingo en Otello, pero no estuvo mal.

Llegó la hora de firmar, ¡Y hubo colas! Increíble. Ahí me sentí un escritor.
Las colas para firmar
Mis niños dandome ánimos.









Muchas gracias a todos los que acudieron y a los demás os espero en Calahorra el 9 de noviembre a las 19:00