jueves, 7 de octubre de 2010

La vida de David Story


Me he encontrado con una historia sorprendente, una historia como las miles que rodearon la vida de la gente que vivió durante la ocupación moral y física que representó el Tercer Reich para millones de personas.

Cuando leemos sobre aquellos años, nos dejamos llevar por hechos históricos, datos impresionantes y muchos otros factores que tienen que ver con la Segunda Guerra Mundial y su horror. Pero pienso que la verdadera historia del Tercer Reich también se encuentra en las vidas de seres anónimos que murieron o que tal vez tuvieron la suerte de sobrevivir a Hitler.

Una de esas vidas perteneció a David Story, un judío holandés que fue compañero de clase de Ana Frank y que escribió un libro titulado “Yo burlé al Tercer Reich”. En este libro David nos relata su vida cuando tenía doce años y vivía en su Amsterdam natal invadida por los nazis.

En esa época, David se dedicaba a conseguir alimento para otros judíos escondidos, y para ello hacia lo que tuviera que hacer como matar gatos, ratas y otros animales que sólo las guerras hacen apetecibles.

En una de esas andanzas fue capturado. Afortunadamente logró escaparse justo cuando lo trasladaban a un campo de concentración. La guerra representó para él la perdida de toda su familia, unos setenta miembros, exceptuando a una prima que sobrevivió pero que enloqueció cuando fue liberada.

Después de la guerra se fue a Estados Unidos, dónde consiguió la nacionalidad. Estudíó ingeniería y estuvo a punto de ser enviado como soldado a la Guerra de Corea. Más tarde, en 1960, fue contratado en la Base Militar de Aitana, en Alicante, povincia en dónde se quedó a vivir. Se casó con una española y fue, precisamente, su mujer la que animó a David, en los años ochenta, a escribir sus memorias. Un libro que ha tenido serias dificultades para ser publicado por el rechazo de las editoriales. Finalmente fue publicado por la empresa que regenta el centro de cuidados para enfermos de Alzheimer en dónde vivió sus últimos años; una enfermedad que lo dejó sin sus recuerdos y que le venció en un campo de batalla muy distinto en el que se enfrentó hace muchas décadas al Tercer Reich.

2 comentarios:

Ludovica dijo...

Sin pretenderlo, la historia de Ana Frank ha hecho sombra a muchas historias que merecen ser conocidas como esta. Yo sabía que se mataron ciertos bichos para comer, pero en una reseña biográfica sobre Audrey Hepburn leí que a veces comían bocadillos de hierba, lo que me sorprendió por un doble motivo: primero me pregunté de dónde sacarían el pan y cómo estaría; después pensé en la hierba, yo soy alérgica y eso me hubiera sentado como un tiro.

Mario Tenorio dijo...

Bueno, pues ya conozco a dos personas alérgicas a la hierba. Hasta ahora me parecía un caso raro, pero ahora me parece que son dos casos raros, jeje.

Saludos desde el sur.