martes, 12 de octubre de 2010

1923, Alemania en crisis.



El sueldo diario de un trabajador del puerto de Hamburgo, en octubre de 1923, era de diecisiete mil millones de marcos.

Esta entrada no pretende ser un estudio económico de aquellos años, sólo voy a exponer unos cuantos argumentos y circunstancias de aquella terrible crisis.

La inflación alemana de 1914-1923 tuvo un comienzo discreto, una tasa progresiva de uno a dos por ciento. En el primer día de la Gran Guerra, el Reichsbank alemán, al igual que los demás bancos centrales de las potencias beligerantes, suspendió el pago de su deuda a su a fin de evitar una ruina de sus reservas de oro.

Dado que los impuestos son siempre impopulares, el gobierno alemán prefirió pedir prestada la cantidad necesaria de dinero en lugar de aumentar sustancialmente sus impuestos. Para ello, contó con la ayuda facilitada por el Reichsbank.

Un porcentaje creciente de la deuda pública encontró su camino en las bóvedas del banco central y una cantidad equivalente en las posesiones de efectivo de los alemanes. En resumen, el banco central fue la “monetizador” de la deuda pública creciente.

Al final de la guerra, la cantidad de dinero en circulación había aumentado cuatro veces y los precios de algunos productos alcanzado el 140 por ciento. Sin embargo, el marco no había sufrido más que la libra esterlina, fue algo más débil que el dólar estadounidense, pero más fuerte que el franco francés. Cinco años más tarde, en diciembre de 1923, el Reichsbank había emitido 496,5 trillones de marcos, cada uno de los cuales se había reducido a una billonésima parte su valor en oro de 1914. Un dólar equivalía a 42.000 millones de marcos.

¿Cómo puede una nación europea que se enorgullecía de sus altos niveles de la educación y el conocimiento académico sufrir una destrucción total de su dinero?, ¿fueron a los vencedores de la Primera Guerra Mundial que, en venganza diabólica, devastaron el país vencido a través de la manipulación financiera ruinosa y el saqueo? Cada marco fue impreso por los alemanes y los emitidos por un banco central que se rige por éstos y bajo un gobierno que era puramente alemán. Era alemanes los partidos políticos, como el Partido Socialista, el Partido Católico del Centro y los demócratas, formando diversos gobiernos de coalición que eran los únicos responsables de las políticas que llevaron a cabo. Por supuesto, la admisión de responsabilidad por cualquier calamidad no se puede esperar de ningún partido político.

El razonamiento que llevó a estos partidos a inflar la moneda nacional a precios tan astronómicos no sólo es interesante sino que también es muy revelador de la lógica de la destrucción monetaria. Las doctrinas y las teorías que llevaron a la destrucción financiera alemana tiene desde entonces responsabilidad en la destrucción causada en muchos otros países.

El sofisma económico más impresionante fue adelantado por eminentes financieros, políticos y economistas tratando de demostrar que no era ni la inflación monetaria ni el crédito en Alemania el causante del mal. Estos expertos admitieron que la cantidad nominal de dinero de papel emitido era realmente enorme. Pero que el valor real de todas las monedas en circulación, es decir, el valor del oro o de mercancías, argumentaban, que era mucho más bajo que antes de la guerra o que el de otros países industrializados.


Alemania por lo tanto creó un panorama desolador con la pérdida de la Gran Guerra y el descrédito internacional hizo que su economía exterior fuera rechazada por el resto de Europa. La destrucción de infraestructuras y de los recursos industriales provocó el paro y la miseria que dio paso a una continuación de la economía de guerra.

Seguro que en otra entrada podremos avanzar en nuevas argumentaciones y puntos de vistas. Nos quedamos con un breve video del congresista norteamericano Ron Paul sobre las consecuencias que puede acarrear un descontrol desmedido de la inflación.


8 comentarios:

Anónimo dijo...

Con todos mis respetos, el Blog va perdiendo poco a poco su identidad, la entrada de hoy es soporífera.

Luis Guerra dijo...

Anónimo, aunque no estés de acuerdo con el Blog, gracias por dar tu opinión.

Puede que la economía no sea un tema para algunos muy apasionante y a veces como dices soporífero, pero nos guste o no es una cuestión importante.

Un saludo

Mario Tenorio dijo...

Me alegra saber que de una forma u otra el blog genera sus comentarios.

La economía es parte de nuestra vida y aunque en algunos momentos pueda parecer aburrida, entraña factores que desencadenan guerras y revoluciones de todo tipo, que tanto nos atraen en su estudio.

Anónimo, la identidad del blog se transforma cada día; son historias de toda índole. Unas entradas con más acierto que otras pero, sin duda, creadas con el máximo interés. Por otro lado siento que ésta no te guste, ya vendrán otras de tu agrado. Gracias por escribir tus comentarios.

Saludos desde el sur.

Ludovica dijo...

Mensaje al Anónimo: la Historia no siempre puede ser divertida. Y no comparto tu opinión de que la entrada de hoy es soporífera: es cierto que no es para morirse de risa pero sí muy interesante, pues nos da una de las claves de porqué se llegó al Tercer Reich. Ya advirtió Keynes durante el Tratado de Versalles que no se podía poner a los alemanes unas condiciones tan onerosas y, no sólo se pusieron, sino que sufren el rechazo de su economía exterior. ¿Cómo iba a recuperarse Alemania sin poder mover su economía fuera de sus límites?

pedroboso dijo...

Mario, enhorabuena por el post, me ha encantado. Buen desarrollo y explicación.

No cabe duda que el caótico escenario económico de la época, fue clave en la población alemana a la hora de buscar o encontrar un nuevo líder político que fuese capaz de levantar el país.

Mario Tenorio dijo...

Siempre es un placer encontrar tus comentarios, pedroboso. Eres muy amable.

Hitler fue un salvador a priori para Alemania y una ruina a posteriori para el mundo. La crisis de 1923-1936 tuvo mucho que ver con todo esto, tal como dices.

Ludo eres un sol y por supuesto acepto todas las opiniones sobre el blog.

Saludos desde el sur.

Humberto dijo...

A mi me parece interesantisimo el tema. Es más, creo que tendríamos que tratatrlo más en profundidad porque la hiperinfación que se produjo después de la guerra fue una de las claves del florecimiento del nazismo.

¿Os imagináis aquella pobre gente sabiendo que con el sueldo del mes anterior con el que deben comer todo el mes en curso valga la cuarta parte?

Y en esas, sale el nazismo con todo lo que sabemos...

Apasionante el tema.

Mario, muy buen post. Interesante de verdad.

Ludovica dijo...

Mario: os honra a tí y a Luis aceptar todas las opiniones, pero me fastidia que las críticas no sean constructivas.