sábado, 28 de julio de 2012

Cosas que ver en la Viena no artística.


No, no he estado en Viena, ni muchísimo menos, pero sí que mi amigo Ignacio y su esposa Consuelo han estado visitando las tres parejas de bunkers que "adornan" la estructura urbanística vienesa. Ignacio me ha estado poniendo los dientes largos con sus explicaciones y algunas fotos que me enviaba por whatsapp, hecho que me inducía a investigar en internet sobre estas moles en la bella ciudad.

Es extraño para mi escribir sobre Viena y no pensar en los valses y el patrimonio artístico que contiene, pero para un friki de la Segunda Guerra Mundial como es un servidor, tampoco es difícil abstraerse y dejarse llevar por estos mastodontes de hormigón que vigilaron los cielos austriacos desde 1942 a 1945. Sí, digo bien: "vigilaron", ya que no eran bunkers propiamente, sino torres antiaéreas con dos estructuras cada una. La primera una torre denominada G con ocho cañones, y una torre llamada L con dieciséis cañones de veinte milímetros. La altura de estas construcciones son de cincuenta metros, con paredes de tres metros y medio de grosor, siendo en la actualidad practicamente imposibles de demoler sin el uso de explosivos, cosa inviable en pleno centro urbano, Así que, las autoridades competentes han optado por darle utilidades diversas, tales como un acuario o una comisaría, etc.

La torre dedicada al acuario de la ciudad, Haus de Meeres, está equipada con un restaurante en su interior y en la pared externa se ha acondicionado un rocódromo de uso público. Su pareja está situada en el distrito seis, en Mariahilferstrasse y contiene una base militar y permanece oculta por bloques de pisos.


Desde la ventana de la habitación de mi amigo, me cuenta y me envió una foto para atestiguarlo, se puede ver parte de la mole de una de las torres que compone lo que llamaremos, la segunda pareja, es decir, que en pleno distrito número dos está emplazado una torre de dimensiones similares a la anterior, esta vez, ambas estructuras son de formas redondeadas y circundadas por un parque en el que los vieneses se dan cita para difrutar de un picnic, supongo que dominguero. Se le ha dado utilidad como comisaría.


La tercera pareja está en el Arenbergpark, un parque en el distrito tres. La torre G de esta pareja es un almacén de arte y la L no tiene contenido alguno.

Mi amigo y su esposa viajan en estos momentos hacia España tras su periplo europeo y seguro que Ignacio me ampliará mis torpes conocimientos sobres estas monstruosidades de hormigón. Así que, si me entero de algo más, editaré esta entrada.

Por lo visto, los austriacos han deseado que estas construcciones permanezcan como testigos mudos de la Segunda Guerra Mundial y los tiempos del dominio nazi.

1 comentario:

Ludovica dijo...

Tengo que reconocer que, para lo que me gusta Viena, desconocía la existencia de estas moles. Dan miedo.