En esta última entrega de esta serie, se va a tratar la fase final que tuvo la aventura de compatriotas nuestros, en el pasado, por la Alemania nazi.
A medida que crecía en intensidad los bombardeos de la aviación aliada, venía aumentando el temor de las consecuencias muy directas que éstos pudieran tener para los trabajadores españoles. Crecía la preocupación por las vidas y con ello el deseo de regresar cuanto antes a España. Desde el gobiernmo español se recordaba a la administración alemana las clausulas contractuales en caso de afectados por heridos en asuntos de guerra, proponiendo la anulación de los compromisos de los obreros con las empresas contratadoras.
Frente a la mayoría de los trabajadores españoles que querían volver a su país, otros escogieron una alternativa totalmente opuesta. En mayo de 1944, la embajada de Berlín había informado que un número considerable de españoles estaban cruzando la frontera hispanofrancesa para trabajar en Alemania o para ingresar en la unidad de Voluntarios Españoles. Se cree que contaban con la complicidad de oficiales de la fuerzas fronterizas, ya que consta que aquellos que querian abandonar el país impulsados por sus convicciones antifranquistas -por ejemplo para alistarse en las fuerzas aliadas y que participarian en el desembarco de Normandía-, muchas veces fracasaron y no consiguieron sus objetivos.
El 22 de abril de 1945, funcionarios de la embajada española en Berna, habían solicitado del gobierno suizo, un número indeterminado de visados de refugiados para evacuar a algunos de los trabajadores españoles que aún quedaba en el sur de Alemania. Una vez fueron concedidos, unos 150 españoles salieron a finales de mes de Múnich para Bregenz, en el Vorarlberg austriaco. Había sido elegido como punto de encuentro, para desde allí cruzar la cercana frontera con Suiza, adonde ya se habían trasladado los funcionarios de la embajada española en Berlín. Otros trabajadores, sin embargo, entre ellos varios españoles, no habian tenido tanta suerte. Hallándose en Múnich, fueron obligados por oficiales del ejército alemán y de la Waffen SS a excavar trincheras para la defensa de la ciudad, cuando el frente ya había avanzado a sus afueras. Una vez en Suiza, los obreros fueron concentrados en diversos campos, que habían sido rápidamente construidos por las autoridades confederales, encontrándose el principal de éstos en la ciudad de Buhler, cerca de Appenzell. Allí los españoles se veían sometidos a una estrecha vigilancia, ya que sus anfitriones temían que la presencia de estos pusieran en peligro la neutralidad de Suiza.
3 comentarios:
Una vieja amiga de mi familia me contó una historia que ocurrió en los años 30. Su hermano mayor fue a Alemania a trabajar. A ella la enviaron poco después con el hermano para alejarla de un pretendiente que no gustaba a la familia. Un día alguien les avisó para que se fueran corriendo de la casa donde estaban y, ya puestos, regresaron a España. Más tarde se enteraron que entraron en la casa y mataron a los ocupantes.
¿Quienes entraron en la casa, Ludo?
Menudo susto.
A veces hay momentos en la vida que una decisión acertada te la puede salvar, frecuentemente es simplemente el azar. Recuerdo cuando mi hermana, que venía desde EEUU, se salvó de morir porque cambió de avión en el último momento.
Saludos desde el sur.
Siempre les quedó la sospecha que las SS, pero si te digo algo más en ese sentido podría estar imaginándolo. Igual los ocupantes eran judíos y por eso les quedó esa impresión.
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