Entre 1933, cuando los nazis tomaron el poder en Alemania, y 1938, un año antes del inicio de la II Guerra Mundial, la periodista judío-alemana Charlotte Beradt recopiló centenares de sueños de la gente más dispar de Alemania. El resultado quedó registrado en un libro poco común: The Third Reich Dreams, un peculiar ejercicio de historia onírica publicado en 1966,.
El objetivo de Beradt era demostrar el “devastador efecto emocional que estaba produciendo el nazismo sobre la población alemana”, según explica Jacobo Siruela en “El mundo bajo los párpados”, el imprescindible tratado sobre la historia onírica que acaba de publicar Atalanta.
Veamos uno de los sueños que rescata Siruela en su libro:
“Un médico está en su casa, hojeando un libro de pintura. De pronto, repara en que las paredes de su habitación han desaparecido. Extrañado, se levanta para echar un vistazo, y descubre estupefacto que ninguna casa del vecindario conserva sus paredes. Una voz lejana aúlla desde un altavoz: “¡De acuerdo con el decreto del 17 de este mes sobre la abolición de las paredes!”
Algunos de los testigos –señala el autor- sueñan incluso que está prohibido soñar pero aún así siguen soñando.
El “trabajo de campo” de Beradt no fue fácil, en tanto un régimen paranoico sospechaba de cualquier actividad clandestina, incluyendo los sueños, algo que escapaba totalmente a su alcance. El resultado revela la herida psicológica que el clima social de la Alemania del Tercer Reich ha dejado en los soñantes. Aquí no hay conflictos familiares ni problemas sexuales o personales, sino más bien “sueños políticos”, como los denominó la autora. Los sueños recopilados por Beradt -apunta Stephen Parker “demuestran que el espíritu del hombre estaba en guerra”.
La tesis de Beradt, compartida por Siruela y otros herederos intelectuales de Jung, sostiene que los sueños pertenecen por derecho propio a la memoria histórica de un período concreto. Según dejó dicho Hegel: “si reuniéramos los sueños de un momento histórico determinado veríamos surgir una exactísima imagen del espíritu de ese período”.
La autora de “El Tercer Reich de los Sueños” incluso va un paso más allá, pues considera que el inconsciente colectivo es capaz de anticiparse a las consecuencias de las acciones de los nazis. Escribe Beradt: “Desde el principio gente de todas las procedencias y a pesar del miedo y la ansiedad fueron capaces, a través del sueño, de reconocer los objetivos y los principios del totalitarismo y prever sus consecuencias, de modo que sus sueños resultan retrospectivamente proféticos”. Como muestra, un botón:
“Un ama de casa ve cómo su cocina ha sido un agente de la Gestapo que lo inspecciona todo. De pronto se detiene frente a su vieja cocina holandesa, alrededor de la cual se reúnen cada noche la familia y los amigos para charlar. El guardia observa el aparato con un extraño interés; se acerca y abre la tapa del horno; entonces la cocina deja de ser una discreta presencia inanimada y, para horror de toda la familia, comienza a repetir obedientemente todos los chistes y agravios que allí se han dicho contra el gobierno”.
Fuente: La información.com
3 comentarios:
Es normal que la gente sueñe con las cosas que le dan miedo.
Nos pasa a todos.
En aquella época debía ser horroso ser denunciado como "antisocial".
Un saludo a todos.
Supongo que en un ambiente así, si consigues soñar con cosas que no te dan miedo, las consecuencias serían terribles si se supiera. El miedo siempre es un instrumento para controlar a la gente, y si no tienes miedo eres un elemento subversivo peligroso.
A propósito, encontré esto: http://www.elpais.com/articulo/Revista/sabado/Emerge/pasado/nazi/duenos/BMW/elppor/20111015elpepirsa_4/Tes
Me llama la atención la capacidad del Hombre para evadirse. Los niños juegan al lado de las ruinas provocadas por los bombardeos y están tan felices, evadiéndose de cualquier maldad del Ser Humano.
Es una forma de sueño.
Saludos desde el sur.
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