El miércoles 30 de octubre
realicé la presentación de los Dioses de Berlín en la Casa del Libro de Bilbao.
He de reconocer y para no faltar
a la verdad que acudí al evento nervioso y repleto de miedos. Los nervios
pueden considerarse los normales para alguien que hace su primera presentación
y los miedos se pueden resumir en uno solo. Que no acudiese nadie.
Pensar en ir hasta Bilbao y solo
hablar para mi mujer y mis hijos me intranquilizaba. Hablar en público no es fácil,
pero debe ser mucho peor no hablar para nadie.
Llegué a la Casa del Libro una
hora antes para presentarme. El encargado de organizar el evento me recibió con
reticencias. Me dio la impresión que lo de ser un autor novel no le inspiraba
mucha confianza. Sus consejos no resultaron tranquilizadores.
—No cuentes todo el libro, no
aburras al público, no hables demasiado de historia, no lo hagas muy largo.
Como veis todo buen rollo. Por
fortuna hablé instantes antes de entrar con nuestro amigo Jesús Hernández y me tranquilizó,
aunque no supo contestar a la pregunta que le hice.
— ¿Quien me manda a mi meterme en
este lio? ¿Por qué no me he quedo en casa leyendo en vez de querer escribir?
De todas formas hablar con él
resulto tranquilizador y pude afrontar mejor el reto que se me presentaba.
Me fui de la librería a dar una
vuelta y a calmar los nervios. No resultó efectivo, pero no podía hacer otra
cosa.
Se acercó la hora y volví a la
Casa del Libro. En la sala se encontraban mi mujer y mis hijos. Mis temores se
estaban materializando. Por fortuna comenzó a llegar gente y en un abrir y
cerrar de ojos no solo se llenó la sala, sino que hubo mucha gente que tuvo que
quedarse de pie.
Ahora comenzaba lo difícil,
empezar la charla.
Otro amigo escritor de este Blog,
Álvaro Lozano, me dio un consejo sobre como iniciar la charla.
—Empieza con una
anécdota, la que sea, eso hace que se distienda el ambiente y luego tú mismo…
Eso fue lo que
hice, la anécdota funcionó y comencé la presentación.
Al inició un
poco de nervios que se evaporaron rápidamente y todo fue como la seda. Terminé
la exposición y increíblemente me aplaudieron de verdad, con ganas, no voy a
decir que con tanta intensidad ni duración como a Placido Domingo en Otello,
pero no estuvo mal.
Llegó la hora de
firmar, ¡Y hubo colas! Increíble. Ahí me sentí un escritor.
Las colas para firmar |
Mis niños dandome ánimos. |
Muchas gracias a
todos los que acudieron y a los demás os espero en Calahorra el 9 de noviembre
a las 19:00
5 comentarios:
¡Enhorabuena Luis!
¡Enhorabuena Luis!
Gracias, Humberto
Gracias, Ludovica
Publicar un comentario