Como es sabido por todos los asiduos de este blog la literatura y en especial la relacionada con el Tercer Reich nos apasiona. En esta ocasión tengo la suerte de haber conocido al escritor Álvaro Lozano que conoce en profundidad los entresijos de la Alemania Nazi, ese es precisamente el título de uno de sus libros «La Alemania Nazi (1933-1945)». Si alguien aún no se lo ha leído le recomiendo que corra a hacerse con un ejemplar, no lo lamentará, es un libro donde de forma ágil y amena nos guiará por los entresijos del Tercer Reich y nos hará pensar y ver aquella época desde una óptica nueva.
En esta ocasión Álvaro nos presenta « Breve Historia de la PrimeraGuerra Mundial », un libro sobre otro de los momentos históricos más relevantes del siglo XX, que desembocó veinte años después en la SGM.
A continuación os dejo con la entrevista que ha tenido a bien concederme para todos vosotros.
Álvaro, antes de comenzar la pequeña entrevista me gustaría darte las gracias por tu deferencia hacía este blog.
Muchas gracias a vosotros por la invitación. Encantado de poder participar y enhorabuena por este magnífico blog.
En este mes de noviembre sale a la venta tu nuevo libro “Breve Historia de la Primera Guerra Mundial” ¿Qué has querido trasladar al lector con tu libro?
Esta obra describe para un público amplio la Primera Guerra Mundial o Gran Guerra como la denominaron los que la vivieron, que fue, sin duda, un hito crucial en la historia de Europa. El estallido de un conflicto de tal magnitud produjo desajustes económicos, malestar social y un auge de la militancia ideológica que socavó las bases del liberalismo europeo. Ya antes de 1914 la supremacía de las élites liberales gobernantes estaba amenazada: la modernización económica, la secularización y otros fenómenos relacionados estaban derrumbando y desafiando la política existente. A partir de aquel momento, las élites dominantes se vieron enfrentadas a las incertidumbres de la política popular, la perspectiva a menudo no deseada de una democracia más auténtica y la amenaza del socialismo.
El objetivo de esta obra es servir de introducción amplia al conflicto. La historia militar peca a menudo de estar escrita para historiadores militares o para lectores familiarizados con la jerga militar. Los lectores menos expertos se encuentran perdidos en un laberinto de frentes, salientes, tácticas y campos de fuego. Un sentido amplio de un conflicto se pierde así en un caudal de detalles militares. Esta obra explica la primera guerra mundial de forma que un lego en la materia pueda seguirla, mientras un experto la encuentre atractiva. Se acerca al lector a los orígenes del conflicto, tanto diplomáticos como sociales, como a las nuevas tesis sobre el tema. El lector es posteriormente conducido a través de las grandes batallas, se estudia el marco amplio, pero también el detalle de la vida de los combatientes en las trincheras y de los civiles en la retaguardia.
La Gran Guerra es una contienda sin la que no se puede entender el futuro de Europa. ¿Por qué hay tan poca bibliografía en español sobre ella?
Lógicamente influyen temas históricos evidentes dado que España no intervino militarmente en el conflicto. A pesar de todo, resulta paradójico ya que esa guerra influyó en gran medida en la historia de España. La guerra alteró la historia de España en el momento en el que comenzaba a despegar hacia la modernidad. El resultado fue, además de la crisis de un sistema político, el final de una era. La neutralidad ahorró a los españoles la carnicería del conflicto, pero su impacto ideológico, social y económico aceleró la erosión de los fundamentos del régimen. La mayor parte de los políticos se mostraron partidarios de mantener a España apartada de la guerra pero no pudieron impedir que la guerra llegara a España.
En el campo económico, España experimentó un auge debido a la necesidad de materias primas y manufacturas de los beligerantes. Fue una época de crecimiento económico, aunque para la mayoría supuso un período caracterizado por la escasez de alimentos y la caída de los salarios. La movilización de las fuerzas sociales que habían permanecido hasta entonces políticamente pasivas, contribuyó a socavar las formas existentes de política clientelista, haciendo que las élites gobernantes tuvieran que hacer frente a la política popular y a la amenaza del socialismo.
Una cuestión que siempre llama la atención es la algarabía y entusiasmo con el que se recibió el anunció del estallido de la Guerra ¿A qué crees que fue debido, que impulso a las gentes de la época a casi desear un conflicto armado de tal envergadura?
Los motivos de esa beligerancia se remontaban a cuestiones anteriores a 1914. Era el deseo de emociones, de aventuras, relacionado con la protesta contra una civilización monótona y materialista. El jubilo ante la cicatrización de la sociedad dividida, superando la brecha entre las clases con la unidad nacional y una especie de ánimo apocalíptico que vio en la catástrofe la posibilidad de un renacimiento. En algunos sectores de la sociedad europea surgió la creencia de que tan sólo un cataclismo como la guerra, podría transformar la complacencia de la vida capitalista, en un estado espiritual superior. Era la sensación de que la guerra ofrecía una renovación espiritual gracias a su ruptura con el pasado y al surgimiento de un idealismo desinteresado. En todo caso, el entusiasmo no fue unánime. Los mayores eran mucho menos entusiastas pues recordaban la guerra franco-prusiana de 1870, la guerra de los Boers de 1889 y la guerra ruso-japonesa de 1904. La reacción en las ciudades fue más entusiasta que en el campo donde se temía por la cosecha y por la destrucción que causarían las tropas. Incluso en las ciudades, el entusiasmo inicial no fue universal y no sobreviviría al primer otoño.
Los franceses suelen decir respecto a la Gran Guerra y la Segunda Guerra Mundial que solo hubo una guerra con veinte años de tregua ¿Por qué un conflicto que se creía que iba a acabar con todas las guerras desembocó en la contienda más terrorífica de la historia de la humanidad?
En realidad, como señalo en la obra, la primera guerra mundial finalizó de la peor forma posible. Dado que se intentó preservar al ejército alemán como institución y de que nunca se contó la verdad de lo que había sucedido en episodios como la batalla del Marne, los alemanes negaron siempre haber sido derrotados. Los americanos, por su parte, insistieron en que había sido su victoria y, sin embargo, los aislacionistas republicanos se negaron a ratificar el tratado retirando la presencia norteamericana de Europa. Los franceses insistían en que había sido una victoria exclusivamente suya, mientras los británicos concluyeron que todo el conflicto había sido inútil y criminal. Al final, los Aliados persiguieron objetivos contradictorios, castigar a un enemigo agresivo mientras intentaban aplacarle, sin conseguir ninguno de los dos. El armisticio de 1918 acabó con el conflicto armado, pero en el mundo se planteaba un nuevo tipo de lucha ideológica. Tras su triunfo en Rusia, el comunismo comenzó a expandirse por aquellas poblaciones desesperanzadas por la guerra, iniciándose así el periodo más intenso en actividad revolucionaria que se había vivido en Europa desde 1848.
Este es un blog sobre las historias del Tercer Reich, por lo cual quiero aprovechar la oportunidad de hacerte una pregunta sobre aquella época. En tu libro, altamente recomendable, «La Alemania Nazi (1933-1945)», nos planteas una duda que puede derruir todas las ideas sobre el régimen Nazi, ¿Fue Adolf Hitler un dictador omnipotente o en cambio fue un dictador débil? ¿Has llegado a alguna conclusión?
Me temo que esa cuestión permanecerá abierta, al igual que el debate intencionalista/funcionalista en torno al Holocausto. El progresivo deterioro durante el régimen nazi de la maquinaria gubernamental centralizada alemana, unido al estilo absolutamente antiburocrático del gobierno de Hitler, dejó un enorme vacío en la documentación de la toma de decisiones del gobierno central. La gran cantidad de documentos que dejó tras de sí el Tercer Reich no llegaban, por tanto, hasta Hitler. Resulta casi imposible saber a ciencia cierta que documentos llegaban hasta Hitler, y más aún, si éste los leía. Como dictador Hitler permanece así, en gran parte, inaccesible para el historiador, escondido tras el silencio de las fuentes. Es por eso que resulta imposible eludir los conflictos de interpretación sobre el papel de Hitler en el sistema nazi, conflictos que en base a la evidencia disponible, son irresolubles.
En realidad, la idea de Hitler como dictador omnipotente era muy conveniente tras la guerra ya que el Führer servía de “esponja” para absorber toda la culpa de la barbarie nazi. A medida que se fue profundizando en la investigación del Tercer Reich, se comprobó que esa visión tan conveniente, ni era tan sencilla, ni se ajustaba a la realidad. De hecho, el poder del Führer procedía sólo en parte del propio Hitler. Era en gran parte un producto social, una creación de expectativas sociales y de la motivación que el Führer infundió a sus seguidores. Esto no significa que las acciones del propio Hitler no fuesen relevantes en momentos clave. Pero el peso de su poder ha de verse, sobre todo, no en características o valores específicos de su “personalidad”, sino en su papel como Führer, que sólo podía ser factible con el menosprecio, los errores y la debilidad y la colaboración de otros. Salvo en materia de política exterior (y también matizada ya que influyeron presiones internas como la economía) y la conducción de la guerra, me inclino más por afirmar que, si bien no era un “dictador débil”, desde luego no era el “Gran Hermano” totalitario de Orwell. En las áreas que le interesaban particularmente como la política exterior y el rearme, Hitler fue capaz, al menos a corto plazo, de llevar a cabo en toda su extensión sus políticas personales. Su debilidad se derivaba más de la inestabilidad del régimen que él mismo había creado. El Tercer Reich fue un sistema complejo en el que existieron presiones tanto desde “arriba” como desde “abajo” y, como en el caso de las denuncias y del poder de la Gestapo, se contó con la colaboración activa y pasiva de muchos ciudadanos e instituciones.
De nuevo agradecer tu amabilidad hacía este blog y desearte la mayores de las suertes con tu nuevo libro. Estaremos atentos a tus nuevos proyectos.
Muchas gracias a vosotros. La buena acogida de mi obra “La Alemania Nazi (1933-1945)” es una muestra de que la historia del Tercer Reich sigue siendo de enorme interés. Muy pronto saldrá una obra mía más amplia sobre un tema relacionado en gran medida con el Tercer Reich. Ya lo comentaremos. ¡Un saludo para todos!
Esperamos con ansias nuevas noticias tuyas. Amigos, ya sabéis, ante nosotros se presenta un libro sobre el inicio del mundo tal y como ahora lo conocemos. Ahora lo que nos toca a nosotros es ir a la librería, física o virtual, a comprar el libro.
6 comentarios:
Quiero ser el primero en felicitar a Luis por la estupenda entrevista y dar las gracias a Álvaro por ilustrarnos.
Saludos desde el sur.
Muy interesante la entrevista. Habrá que leer ambos libros.
Un saludo a todos.
Gracias, Mario.
La verdad es que la entrevista es fabulosa por las respuestas certeras e ilustrativas de Álvaro.
Buena entrevista, Luis. Álvaro, me temo que tendré que hacerme con tu libro.
luis me quedo flipado por lo que veo en este blog, me ha gustado mucho la entrevista es digna de un periodista curtido, te felicito y al entrevistado tambien. felicidades. soy cardeñosa
Felicidades por la entrevista.
A todos los amantes y apasionados de la historia, os invito a visitar un punto de encuentro de "Breve Historia".
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