Cuando el conflicto mundial terminó, Iván emigró a estados Unidos y ya convertido en John, desarrolló una carrera como trabajador en el sector automovilístico en Ohio. En 1983, el gobierno israelí solicitó su extradicción, siendo concedida, perdiendo su nacionalidad norteamericana y juzgado en Israel para ser condenado a morir ahorcado. Unas declaraciones de antiguos guardias de Treblinka sobre el apellido del acusado, llevaron a la Corte Suprema de Israel a revocar la sentencia y devolverlo a su país de adopción, donde le fue devuelta su nacionalidad en 1993.
En 2002, volvió a perder la nacionalidad norteamericana por mentir sobre su pasado, siendo en 2008 deportado a Alemania para volver a ser juzgado por los tribunales germanos. El ex nazi escuchó el veredicto sentado en su silla de ruedas, con la cabeza cubierta con una gorra y los ojos ocultos bajo sus gafas de sol.
El juez, Ralph Alt, comunicó que la condena era por "complicidad en el Holocausto" y por "participación en la maquinaria exterminadora nazi". El tribunal, sin embargo, no pudo atribuirle una participación directa en el asesinato de los 28.060 judíos que, según documentó la fiscalía, murieron en ese campo de la Polonia ocupada en los seis meses en que el acusado sirvió como 'Trawniki' (guardia voluntaria de los campos). El ex colaborador nazi será puesto en libertad por su avanzada edad.
Al comienzo del texto, escribía que debió ser duro encontrar una salida a su propia situación como prisionero, colaborando en el exterminio de seres humanos. Sin duda, no me gustaría estar en el pellejo de ese tipo. Pero lo que está claro es que no le supuso ningún problema vivir con los recuerdos de esas miles de personas, lo justifica porque o colaboraba o era él el exterminado.
A tan avanzada edad, ¿qué charlas habrá tenido con su familia respecto a este asunto y cómo lo habrán aceptado éstos?. Si un familiar mío fuera un ex nazi con crímenes de guerra a la espalda, realmente no se cómo me comportaría, si lo rechazaría o intentaría “comprender” sus motivaciones
Realmente que, a sus noventa y un años, el enfermo y criminal Iván El Terrible se vaya a salvar de la cárcel no es de recibo. Pienso que el crimen fue cometido y que los que no pudieron tener la oportunidad de llegar a tan avanzada edad, siguen pidiendo justicia. La justicia es un valor en declive, normalmente, pero en estos casos tan peliagudos y dramáticos no es nada más que un estorbo para que el criminal pague por sus culpas. En el caso de Iván, el tiempo ha corrido a su favor.
5 comentarios:
Vergüenza me da
Me alegro Mario de saber que eran problemas técnicos (lo ví en la prensa) y no enfermedad lo que hacía que no viéramos tu post.
Por otra parte, viendo cómo se sale de rositas el Iván este ¿cómo vamos a creer en la justicia? Yo no creo. ¿Cómo se sentirían los familiares después o las mismas víctimas si sobrevivió alguno? ¿Es que eso no le importa a nadie?
Para ser honesto, tengo que decir, querida Ludo, que Blogger no ha sido la causa principal de mi retraso sino la vida que le lleva a uno por otros derroteros y me impidió cumplir con las obligaciones propias habituales. Espero que no me vuelva a suceder. Mis disculpas a todos y gracias por seguir leyéndonos.
Saludos desde el sur.
Olvidaba escribir que tenemos el caso Bildu, ¡qué mayor injusticia de la Justicia que permitir a los terroristas presentarse a las elecciones y tener acceso a los censos de los ciudadanos que posteriormente serán masacrados!
Saludos desde el sur.
Mario, si eso es lo que piensas de Bildu, no me extraña nada la línea argumental de este blog. Pareces buena persona, pero es que te crees todo lo que lees. "Nazis malos malos, Bildu: ETA..." Tranquilo chico, que a ETA nunca le ha hecho falta ningún censo para matar ni han masacrado ciudadanos... Conste que no les defiendo. Simplemente, no tengo esa postura tuya tan infantil.
Roberto
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