Quisiera comenzar estableciendo una diferencia: la que existe entre la resistencia política de la clasen obrera alemana al régimen nazi y lo que quiero denominar la oposición obrera.
A mi entender, la resistencia comprendía sólo las actividades conscientes y de marcado tinte político de los miembros de organizaciones perseguidas: las actividades ilegales y conspiradoras de los grupos y las personas que intentaban debilitar a la dictadura nazi o derrocarla en nombre de la socialdemocracia, el comunismo o el movimiento sindical; una actividad política que estaba caracterizada por el rechazo total y absoluto al gobierno nacionalsocialista y que se oponía a su dominio.
Sin embargo, el papel político de la clase obrera en el Tercer Reich no estuvo limitado a esta heroica y trágica lucha clandestina. Junto a la incansable agitación y organización de los grupos ilegales, resurgió el conflicto económico de clases en un vasto frente después de 1936. Dicho conflicto no revestía un carácter netamente político, según se desprende de las razones esgrimidas por los trabajadores involucrados y asentadas en los registros. De hecho, en muchos casos es imposible detectar en las fuentes elementos que comprueben la existencia de factores políticos conscientes. Además, esta lucha por los intereses económicos fundamentales de la clase obrera no parece haber tenido ningún tipo de organización: se ponía de manifiesto a través de huelgas espontáneas, del ejercicio de presiones colectivas sobre las empresas o las organizaciones nazis, a través de los más variados actos de rebeldía en contra de las normas del lugar de trabajo y de los decretos gubernamentales, mediante el trabajo a desgano, el ausentismo, excesivos pedidos de licencias por enfermedad, manifestaciones de descontento, etc.
Esta reticencia por parte de la clase obrera a subordinarse totalmente al sistema nazi puede denominarse oposición, oposición que se valía de las contradicciones existentes dentro del orden económico capitalista y de la dictadura, y que al mismo tiempo las acentuaba. Ocupaba una zona gris en los márgenes de la legalidad fascista y representaba una amenaza de magnitud, si bien no de fondo, para el régimen.
Esta diferenciación entre oposición y resistencia en la clase obrera no es simplemente una cuestión de claridad analítica; se basa en hechos reales de la experiencia de la clase obrera y es en sí misma de vital importancia para cualquier tratamiento del tema, ya que el aislamiento concreto de los grupos de resistencia política de la clase a la que pertenecían fue un triunfo decisivo del régimen de terror policial del Tercer Reich. El poder que tenía la Gestapo implicaba que la resistencia política debía ser, por sobre todas las cosas, secreta. (La única excepción eran los funerales de los miembros de la resistencia que morían durante los interrogatorios o en «un intento de fuga». Los camaradas y amigos de la víctima se reunían en torno a la tumba, mientras la Gestapo se limitaba a observar.) Por el contrario, el conflicto de clases en el sector industrial era, en todas sus manifestaciones, público: público en el sentido de que el trabajo a desgano, por ejemplo, o las demandas por mejores condiciones de trabajo quedaban inmediatamente registrados por los patrones y los organismos gubernamentales. De hecho, después
de 1938 había cada vez más probabilidades de que ese tipo de acciones atrajera la atención de la propia Gestapo.Creo que fue por estas razones, en primer lugar, que los miembros de los grupos políticos clandestinos no participaban de los conflictos de clase en la industria: de haberlo hecho, habrían salido de su anonimato y habrían puesto en grave peligro su trabajo político. Es más, podría decirse que este aislamiento de la resistencia de la clase a la que pertenecían sus miembros se vio acentuado por el carácter mismo del comunismo alemán después de 1928: los grupos comunistas de la resistencia eran los más activos de todos, pero su trabajo ilegal estuvo caracterizado por la enorme importancia de los factores ideológicos y del sistema de lealtades dentro de la organización. Antes de 1933 el KPD no estaba muy arraigado en la clase obrera industrial, sino en algunos lugares; y de allí en más su lucha clandestina no se nutrió demasiado del conflicto de clases en el lugar de trabajo. Así, no son los historiadores con su análisis retrospectivo los que establecen la diferencia entre resistencia y oposición: ésta es el resultado de la situación real de la clase obrera durante el dominio nazi. Este hecho se ve aun con mayor claridad en los informes de la Gestapo, del Frente del Trabajo Alemán del partido y de la oficina estatal de asuntos laborales que hacen referencia al descontento de los trabajadores y a los conflictos en el sector industrial. Estas entidades siempre actuaron con el supuesto de que detrás de cada huelga o conflicto había algún «agitador» marxista o algún comunista que movía los hilos. Sin embargo, y a pesar de sus métodos brutales de interrogatorio, la policía pudo probar este supuesto fehacientemente en muy pocas ocasiones, y las veces en que lo consiguió, se encontraba generalmente con ex miembros de partidos políticos de clase obrera y no con activistas clandestinos, lo cual generaba un alto nivel de desconcierto y dudas en el régimen nazi.
A pesar de todo esto, no debemos permitir que el hecho de diferenciar resistencia de oposición
nos lleve a pensar que la oposición obrera era totalmente apolítica. ¿Podríamos saber algo más sobre sus características específicas si analizamos la magnitud y las formas que tomaba esta oposición? ¿Qué significan términos como «político» y «apolítico» en el marco de la clase obrera alemana en el Tercer Reich? ¿En qué sentido se puede hablar de conflicto de clases cuando una clase ha sido despojada de la posibilidad de organizarse y formarse políticamente? ¿Qué fue lo que determinó el comportamiento de los obreros industriales en los años del régimen nazi?, el tema de la oposición obrera plantea todas estas cuestiones y muchas otras de difícil interpretación.
3 comentarios:
Esta vez si se entiende todo, muy bien explicado, de escaso interes para mi, pero no es ni caotico ni desordenado.
Diana, me he puesto colorado con tu halago. El interés mejor que sea bancario ¿no?
Saludos desde el sur.
Arriesgado, pero logrado, el artículo estableciendo los matices que has explicado. Mario ¿os animaríais Luis o tú a escribir algo sobre el funcionariado o el ejército? Tendría que ser algo donde también se explicara que no se podía meter a todos en el mismo saco...
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