miércoles, 15 de diciembre de 2010

Nuestros héroes anónimos

No se qué opinaréis al respecto, pero para mi lo más horroroso de toda la Segunda Guerra Mundial es el holocausto. Un proceso de exterminio judío perfectamente ideado y que tuvo lugar en media Europa durante años sin que nadie lo supiera o lo evitara, me inclino por esto último. Pero hubo en determinados momentos intentos de paliar este genocidio judío, que movilizó a bastantes
personas para lograr que otras muchas escapasen de las garras nazis.

Durante octubre de 1943, en Dinamarca, las autoridades fueron advertidas de una inminente redada por parte de los nazis contra el pueblo judío. La resistencia danesa consiguió transportar a siete mil doscientos judíos en embarcaciones diversas pertenecientes a los pescadores de ese país. Hay que decir, que sólo unas seiscientas personas se quedaron sin transporte. El destino de tal viaje era la neutral Suecia.

En Polonia, también había casos de personas tratando de ayudar a judíos. Zegota (foto de abajo), la resistencia polaca que dio asistencia a los judíos, empezó sus operaciones en 1942. Miembros del ejército nacionalista [Polish Home Army] y el ejército comunista [Polish People's Army] atacaron posiciones alemanas durante el levantamiento del gueto de Varsovia en abril de 1943. Aunque la resistencia polaca solo proveyó una cantidad mínima de municiones a combatientes judíos. Se utilizaron iglesias y orfanatos para esconder a los perseguidos por el terror nazi. Algunos particulares también arriesgaron sus vidas ayudando a familias completas, tal fue el caso de Ana Frank, en Holanda.

Otros ciudadanos con influencias, las utilizaron para mejorar las condiciones de los judíos e imprimir “pases de protección” falsificados, tal fue el objeto del diplomático sueco Raoul Wallenberg o de Giorgio Perlasca. El industrial alemán Oskar Schindler estableció una fabrica (de utensilios de cocina de hierro esmaltado) fuera del gueto de Cracovia, en Polonia, y protegió a los empleados judíos de la deportación. Los planes del gobierno búlgaro de deportar a los judíos de Bulgaria en la primavera de 1943, fallaron a causa de la intervención enérgica de políticos y religiosos importantes del país, esta actividad indujo al rey búlgaro Boris III, a cancelar la deportación.

Jan Karski era un mensajero del gobierno polaco en el exilio, advertió de las matanzas judías del régimen nacionalsocialista, comunicándolo al presidente Franklin D. Roosevelt por medio de oficiales del gobierno estadounidense que no actuaron al recibir el aviso de Karski. En la foto de abajo lo vemos junto a su familia.

Un pequeño grupo de religiosos americanos tomaron parte en los esfuerzos de rescate. La Comisión de Servicio de Cuáqueros Americanos coordinó actividades de auxilio para los refugiados judíos en Francia, Portugal y España. La Comisión también obtuvo visados de entrada a los Estados Unidos para niños judíos en Francia.

El ser humano llevado al límite suele emprender acciones que denominamos heroicas y que consiguen superar todos los obstáculos establecidos por el mal. No todos tenemos el gen del héroe, o quizás debería decir la generosidad heroica que convierten a personas anónimas en trozos fundamentales de la historia. Como ya sabéis, los que me conocéis por mis escritos y comentarios, llevo muy mal todo lo que tenga que ver con las injusticias que provocaron los nazis y el miserable de su jefe Adolf Hitler. No soporto ni respeto a quién lo justifique o lo ignore en su intención. Es un deber de todo ser humano, por lo menos así lo creo, estar al lado de los más débiles en cualquier momento de la historia y comprender y socorrer a la víctima, no al verdugo.

Estos ángeles que durante la Segunda Guerra Mundial arriesgaron sus vidas por salvar la de otros, sin importarles nada más que evitar que fueran apresados y, por consiguiente, exterminados por los esbirros de Hitler, merecerían un homenaje por parte de los distintos países que se vieron arrastrados a la guerra durante aquellos terribles años. No se si se hacen estos actos de reconocimiento o sólo se conmemoran el final del conflicto ignorando a los miles de héroes repartidos por todo el mundo. Es una vergüenza que gente como Juan Pujol, más conocido por su nombre de espía, Garbo, no tenga siquiera una calle con su nombre y que España no le haga ningún homenaje por parte de algún estamento oficial. Así es la vida, desagradecida con sus héroes, y sin embargo no se deja de hablar y escribir de Hitler. Parece que el mal es mucho más atractivo que el bien, quién lo iba a imaginar.

5 comentarios:

Conde de Salisbury dijo...

Interesante contribución. Además estoy muy de acuerdo con su firme oposición a todos esos revisionismos que han proliferado últimamente. Solo una cosa, Raoul Wallenberg no era suizo sino sueco.

Mario Tenorio dijo...

Gracias Conde, he corregido el error.
Saludos desde el sur.

Ludovica dijo...

Como bien dices Mario, el mal es mucho más atractivo que el bien, pero para recordar a todos esos héroes anónimos están blogs como éste.

Mario Tenorio dijo...

Gracias Ludo, intentamos ser justos en nuestras apreciaciones.

Saludos desde el sur.

Humberto dijo...

Sí que es verdad que tienen más morbo los "malos", sí.