Durante la Segunda Guerra Mundial, miles obras de artes procedentes de los países que estuvieron bajo las botas nazis fueron robadas y transportadas a Alemania mediante más de un millón y medio de vagones. Muchas de estas obras no llegaron a territorio alemán debido a que se estropearon, siendo desechadas.
Gran cantidad de estas piezas artísticas fueron robadas por el Ejercito Rojo y llevadas a la antigua Unión Soviética. Algunas fueron devueltas, pero otras nunca lo han sido. Hoy este tema es todo un problema, que parece que no se quiere acometer por cuestiones políticas. Los políticos actuales han soslayado la posibilidad de que miles de piezas puedan volver a sus países de origen.
Alfred Rosenberg, el ideólogo más importante del Tercer Reich, fue el encargado eficaz de llevar a cabo la labor de recopilar el llamado “botín de guerra”. Lo cual fue muy bien recibido por los jerarcas nazis, entre ellos Hermann Göering, que tuvo a sus órdenes al “Comando de protección de divisas”, que trabajó afanosamente para robar para la colección privada del Ministro del Aire todo lo que fuera del gusto del jerarca.
Los bienes robados alcanzaron, hasta 1944 la cifra de 427.000 toneladas. Esculturas, bibliotecas, pinturas, archivos históricos y otras piezas, fueron expoliadas para cumplir la denominada “Misión especial Linz”, cuyo propósito era el proyecto de un gran museo en la “Ciudad del Führer” en Linz.
El Museo de Israel ha publicado un catálogo de unas mil piezas robadas durante la hegemonía nazi para que puedan ser reclamadas en caso de localización.
Para Hitler el arte, como sabemos, fue fundamental en su vida, él mismo tenía muy buenas condiciones para el dibujo, sobre todo el arquitectónico. Pero muchas obras de carácter moderno no fueron de su agrado, siendo éstas destruidas o subastadas. Tenemos ejemplos de pinturas declaradas non gratas por el dictador. El “Retrato del Dr Gachet” de Vicent Van Gogh, es una de esas obras, que salieron ilesas de la contienda gracias a que Göering se dio cuenta de su valor y decidió venderla para sacar beneficios.
Alois Miedl, marchante de obras de arte para Göering, huye de París con unos cuadros mientras los Aliados se acercan a la capital francesa. Su intención es viajar a España para vender al Museo del Prado unas veintidós obras por la que esta entidad había demostrado interés y que ya estaban almacenadas en el puerto de Bilbao. Es detenido por la resistencia francesa pero unas gestiones de un militar español hace que Miedl sea puesto en libertad. Se dirige hacia San Sebastián y de allí a Madrid, donde se aloja en el Hotel Ritz para realizar su venta. Miedl había adquirido por -según él- dos millones y medio la colección de la familia judía Goudstikker, compuesta por un millar de piezas. Aunque en 1947 declaró haberse visto obligado a vendérsela a Góering por dos millones de florines. Pero de todas formas, el negocio de Alois Miedl con los nazis había sido muy lucrativo, ya que en esa misma declaración expuso que tenía ocho millones de florines retenidos en bancos holandeses.
Mientras tanto, el gobierno español pedía aclaraciones sobre el origen de las obras que se pretendían vender. Miedl aseguraba que sólo ocho pertenecían a la colección Goudstikker y el resto había sido adquiridas con anterioridad. Numerosas lagunas en su explicación no convencieron a los españoles, que a pesar de que el marchante aseguraba no haber adquirido nunca un cuadro mediante coacción y de presentar una carta de la viuda de Goudstikker en la que trasmitía el hecho de haber sido protegida por Miedl además de a otros judíos, el gobierno español rechazó la venta de tales obras. El caso fue derivado hacia la Conferencia Bretton Woods cuya finalidad era evitar la liquidación de bienes saqueados por el enemigo en los países ocupados.
8 comentarios:
Hay una película "El tren" de John Frankenheimer en la que actúa Burt Lancaster. Yo no la he visto, pero la crítica dice que aquí se refleja muy bien la lucha por mantener en Francia las obras de arte que le pertenecían. Creo que es en este film donde, cuando parte el tren en dirección a Alemania, lo que hacen es que vaya en círculo para que el tren nunca salga de Francia.
Hola Ludovica:
No he visto esa peli, pero voy a intentar conseguirla. Gracias.
El ingenio humano no tiene fin. La maldad tampoco.
Saludos desde el sur.
Hola, Ludovica.
Yo si la he visto y es una magnifica película, altamente recomendable.
Quería darte las gracias por todo el apoyo que estas dando a nuestro blog con tus comentarios. Vamos a tenerte que nombrarte comentarista de honor, al igual que a Humberto
Muchas gracias de nuevo.
Muchas gracias Luis por tus palabras, pero es un auténtico placer leer vuestras entradas.
Al hilo de la esta última... Yo también he visto "El tren" y en mi opinión, es una obra maestra del cine. No os la perdáis.
En cuanto al tema de las obras de arte robadas, si bien es un tema conocido y altamente recurrente, no hay mucha información al respecto de dominio público.
Me parece muy interesante por lo tanto que abordéis el tema.
Ciertamente, Humberto, el tema es muy interesante, es más,yo diría apasionante; el asunto se merece una segunda parte profundizando en la intrahistoria. Esperamos poder escribirla en próximas entradas.
Saludos desde el sur y ¡viva Zaragoza!
Siempre es un placer hacer un comentario a un trabajo bien hecho.
Hola, hacía tiempo que no veía vuestro blog y hoy he leído lo que tenía pendiente. Sobre este tema decir que los nazis no fueron los únicos que robaron arte al invadir un país. En eso los británicos se llevan la palma. Como es bien sabido hay más obras sobre Egipto en Gran Bretaña que en el mismo Egipto. Los americanos, además de robar, también les gusta destruir las obras de arte. Lo hicieron con el escultor Arno Breker y no hace mucho lo han hecho en Irak con total impunidad. Por no hablar del saqueo que los soviéticos hicieron en Alemania. Vamos, que seguramente los nazis fueron unos aprendices comparados con los demás.
Hitler procuró salvaguardar las obras de arte de los bombardeos aliados. Sin embargo la destrucción a la que se vio sometida Alemania fue tal, que la mayoría de sus monumentos fueron destruidos. Por otra parte, Hitler jamás aceptaba una obra de arte sin conocer su procedencia. Solía comprar la mayoría de sus cuadros.
Saludos a todos
Hola, Nacho, tienes razón, todas las potencias invasoras han saqueado a los pueblos invadidos, y también es cierto que el Museo Británico tiene la mayor colección de obras de arte de dudosa procedencia o simplemente expoliadas.
Siempre que observo las actuaciones de los alemanes antes y durante la Segunda Guerra Mundial no puedo evitar pensar que todo lo que hicieron fue cometido por uno de los pueblos más adelantados de la historia, un país culturalmente avanzado que subyugo a los demás pueblos como si nada hubieran aprendido.
Un saludo
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