Esta semana he podido disfrutar de unas más que merecidas vacaciones. He ido
con mi mujer y mis niños a realizar un pequeño circuito cultural por España.
Los lugares que hemos escogido han sido Segovia y Toledo. Simplemente espectacular,
ya haré una entrada sobre estas dos ciudades, pero el tema de esta entrada es
otro.
De camino a casa hemos parado en Madrid. Como era de esperar
hemos ido a la Plaza Mayor, la Puerta del sol, Callao…
Cada vez que viajo a
una ciudad como Madrid me doy cuenta de lo pueblerino que me he vuelto. No es
que Bilbao sea Nueva York, pero después de vivir tantos años en una ciudad tan
pequeña como Calahorra se te va olvidando lo que es moverse por una gran
ciudad. Hay gente por todas partes, colas para todo, no se puede andar por las
calles y todo está lejísimos.
No sé si es porque era sábado por la tarde o el dichoso
Black Friday ese que hemos importado, pero moverse por el centro de Madrid era
como estar en el chupinazo de San Fermines, y no es una exageración. Aquí hay
una foto que lo demuestra.
El motivo de la entrada de hoy es el siguiente. Llegamos a
la Puerta del Sol sobre las 12:45. Allí está una de las librerías del Corte
Inglés. Había una cola enorme para entrar, daba la vuelta a todo el edificio
¿una cola enorme para entrar en una librería? Eso sería una buena señal para el
país, la cola era para la firma de ejemplares y no, no me estaban esperando a
mí.
El libro en cuestión era un recetario de cocina ¿de quién? Os
preguntareis. Chicote, Arguiñano, Arzak, algún otro cocinero de renombre. Pues
no, la autora no era otra que Mónica Naranjo.
La firma de libros era de 12 a 14: 30. Volvimos a pasar a
las 17:45 y aún estaba firmando libros. Pasamos al interior de la librería por
otra puerta y lo que vimos nos dejó pasmados. La gente se sacaba fotos entre aspavientos y grititos, la nueva escritora recibía alabanzas en voz
en grito por su belleza.
Salimos a ver el encendido del árbol de la Puerta del Sol (es
lo que tiene ir con niños pequeños) y nos encontramos con jóvenes esperando con
ansias la salida de la famosa escritora. Llevaban pancartas con la portada del
libro, ay, no, perdón. Llevaban pancartas con fotos del jurado y concursantes de Tu cara me suena.
Aquí es donde mi indignación alcanzó el nivel más alto. Sé
que las editoriales ven la literatura como un negocio, pero no puedo menos que
cabrearme. ¿Alguien cree que una persona que va a una librería a comprar un
libro de cocina va a comprarse uno de Mónica Naranjo?
“Solo” va a vender los de las presentaciones que haga, que
por lo que pude ver fueron muchísimos, pero y luego que… Cuando veo a estos
famosos “escritores” y su repercusión mediática no puedo ni quiero evitar renegar
del mundo editorial.
Solo de pensar en todo lo que he tenido que padecer para ver
mi opera prima publicada y la facilidad que tiene estos famosos para publicar se
me llevan los demonios. Y ya no quiero ni acordarme del libro recientemente
publicado de la afamada erudita y escritora sin parangón Belén Esteban.
No desearía entrar en calificar a esta señora ni los motivos
para “escribir” este libro. Ni tampoco quiero ensañarme con las personas que
compren esta novela. Solo un consejo, si les interesa la vida de esta señorita,
háganselo mirar.
Una vez descargado el demonio que llevaba dentro doy por
terminada esta entrada.
Aunque sigo en mis trece, quiero se Mónica Naranjo y tener las mismas facilidades que ella para editar mi próximo libro. A estos famosos las editoriales van buscarles para hacer negocio. ¡¡¡Que país!!!